Esta manera de entender y poner en práctica la actividad lo hicieron acreedor del reconocimiento al “Buen Productor Yerbatero 2022” otorgado por el INYM el viernes 23 de diciembre. “Para mi este premio representa mucho porque dan ganas de seguir trabajando”, subrayó emocionado don Vaccari al momento de recibir la plaqueta de manos del presidente del INYM, Juan José Szychowski; el vicepresidente Ricardo Maciel, y los directores por el sector Producción Nelson Dalcolmo, Marcelo Hacklander y Antonio França.
Don Vaccari tiene 76 años y hace unos 50 años afincó en esta chacra, donde llevó adelante otras actividades productivas y se dio cuenta que el uso de determinados agroquímicos, sumado a un manejo agresivo del recurso suelo, ponía en riesgo la sustentabilidad de su chacra. Fue entonces que decidió volcarse a la yerba mate, pero de la mano de la naturaleza. “Tenemos que seguir respetando la madre naturaleza porque en toda mi chacra, que son unas 50 hectáreas, no hay fertilizantes ni control de plagas con productos químicos, es todo natural”, remarcó, para luego comentar que combina el cultivo de cinco hectáreas de yerba mate con la ganadería, lo que genera material para el abono del suelo y aporta rentabilidad a sus ingresos.
“Para nosotros que somos productores yerbateros es un ejemplo que tenemos que tratar replicar en la mayor cantidad posible de productores”, remarcó el presidente del INYM, Juan José, Szychowski y recordó que “produce unos 10 mil kilos por hectárea y no pone ningún agroquímico, lo que demuestra que es posible hacer una producción sustentable, con buenos volúmenes sin el uso de agroquímicos”.
El yerbal es protegido por los pájaros que anidan en los árboles nativos de la chacra y se comen a los insectos dañinos. Además, el monte también puede ser un aliado al momento de aliviar alguna dolencia física. “La farmacia es mi chacra”, sostuvo Vaccari, para contar luego que desde hace años utiliza las plantas medicinales que fue descubriendo.
En las cinco hectáreas de yerba mate que este productor trabaja junto a su nieto obtiene un rendimiento promedio de 10 mil kilos por hectárea, integrando la ganadería, en un manejo que apunta a la restauración del monte, la protección de las cuencas y la recuperación de plantas. “Tengo mucha yerba en el monte sembrada por los pájaros que llevaron la semilla, el año ante pasado saqué más de 20 mil kilos de yerba del monte”, comentó.
Para el director Nelson Dalcolmo, esto demuestra que se puede producir de una manera diferente a la convencional, sin agroquímicos ni fertilizantes de origen químico. “Está visto que se trata de una forma de producir que conviene, cuidando la naturaleza, así que ése es el mensaje hacia los productores”, subrayó.
En esa misma línea, el vicepresidente del INYM hizo hincapié en el concepto de “producir conservando”, donde el monte que se deja para conservar de alguna manera empieza a conducir la producción de yerba mate, generando un ingreso económico en esa superficie de yerba que crece bajo el monte. “Al tratarse de una superficie limitada – explicó Ricardo Maciel –, combinar con animales es lo que de alguna manera se tiene que ir fortaleciendo porque tener dos actividades económicas en esa misma superficie es beneficioso”.
“Realmente es algo para destacar y replicar en los lugares que se pueda”, añadió el director Marcelo Hacklander, para quien es muy importante modificar algunos conceptos relacionados al manejo en los yerbales. “Debemos profundizar lo agroecológico y amigarnos con el medio ambiente, dejar llamar al yuyo como ‘maleza’, porque terminan siendo aliados nuestros si sabemos manejarlos. Al trabajar relacionados con el bienestar del medio ambiente se logran muchísimas cosas”, afirmó.
En toda su tarea, don Vaccari recibe el acompañamiento del Servicio de Extensión Yerbatero del INYM que encabeza el ingeniero Matías Bazila y que en la zona de Alicia Alta tiene como referente al ingeniero Sergio Rigueresman. “Acompañamos en el manejo de planta, fertilizaciones, en el proceso de integrar con otra actividad como la ganadería. Se trata de un manejo un poco distinto a lo habitual, pero con conceptos absolutamente válidos y enriquecedores que hay que tener en cuenta para producir yerba mate de manera sostenible”, resumió Rigueresman, quien consideró el trabajo con Vaccari como una instancia de aprendizaje mutuo. “Es un libro abierto. Valoramos, captamos y buscamos la manera de compartir estos conocimientos con otros productores”, agregó.
Sobre el final de la recorrida por la chacra de Vaccari también se destacó la importancia del asociativismo entre los pequeños productores, en forma paralela a un trabajo conjunto con el INYM. “Es un socio fundador de nuestra asociación y que muestre su trabajo nos llena de satisfacción”, concluyó el director França, en su rol de referente de la Asociación Civil Productores Yerbateros y Tareferos del Alto Uruguay.
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