El "oro verde" que crece pegado a las bardas: una iniciativa trelewense para impulsar la producción olivícola

La plantación está ubicada en la zona de Bryn Gwyn, dentro del tejido de Gaiman, pero a escasos metros de Trelew, de donde es oriundo el inversor

El
viernes 15 de septiembre de 2023

Es reconocido por su inmobiliaria y a través de sus viajes a España pudo constatar la evolución de la producción, lo que derivó en este entusiasta proyecto. Admite que "es un desafío" incursionar en la producción de olivos, ya que es su primera vez y eligió un cultivo que lo acerca a sus raíces italianas y vascas.

El trelewense Pablo Vincenzi se atrevió a invertir en una plantación de olivares, la primera en la zona, por la que busca entusiasmar a otros emprendedores. 

Pablo recibió a EL CHUBUT Digital con mucho entusiasmo nos mostró Olivares "Don Ivo", con el que homenajea a su abuelo y su padre.

Cada vez que mira a una planta lo hace con una sonrisa, porque quizás lo acerca desde lo más profundo a su raíz, y a la tierra, y apostar por algo totalmente distinto: "Vengo de otros rubros donde los ingresos y egresos son distintos y es mi primera vez en la producción: es casi una aventura, te tiene que gustar".

Vincenzi adquirió las tierras y en base a sus viajes y estadías en diversas zonas de España, comprobó que el suelo y el entorno eran similares a la zona que rodea al área productiva del Valle Inferior del Río Chubut.

La producción de olivares está compuesta, en esta primera etapa, de unas 800 plantas, las cuales se colocaron hace cuatro años y recién el año pasado pudieron sacar una pequeña producción para muestreo de la calidad de aceite. Pero la expectativa es que en el 2024 salga la primera producción neta.

"Son tres hectáreas y media, con 800 plantas con un sistema de siete barra cinco, todo por goteo y a esperar a que produzcan". Pablo habla de "Don Ivo" e invita a maravillarse, mientras se puede observar alrededor la magnitud de las bardas, y el impacto del surgimiento de las mesetas con un suelo árido y arenoso, y que es muy bueno para este tipo de cultivo.

"La idea es comercializar y abastecer a otras aceiteras", afirmó el entrevistado. 

Pero el paisaje es extraño, porque todos tenemos la foto mental de la producción valletana en las zonas con buenas tierras, rodeada de arboleda y vegetación. Y aquí "venís al medio de la nada", en un sitio resguardado por las bardas de los vientos y las heladas.  Pero allí, las plantas se adaptaron y comenzaron a dar fruto. 

"Queremos que produzca y que su calidad sirva para que la gente se pueda entusiasmar en encarar una producción de estas características". continuó afirmando.

La primera producción, que fue escasa por el tiempo de la planta, se realizó para evaluar el nivel de aceite y "fue gratificante". Así lo resumió Vincenzi que mira a su plantación, única en la zona de Trelew y Gaiman, la cual recibe el acompañamiento de productores madrynenses, y por la cual "tenemos todas las expectativas".

El experto

Saúl Parra es uno de los especialistas de la zona en olivares a partir de su participación en la producción que se realiza en El Doradillo, al norte de Puerto Madryn. Y es quien asesora a Vincenzi para mantener y desarrollar la plantación.

"Buscamos el desarrollo de la olivicultura, las mejores variedades, con el tiempo necesario y aclimatizándonos junto con las plantas", destaca Parra, mientras nos explica las particularidades de la adaptación al ambiente cercano a la zona productiva del valle. 

"La planta necesita un rusticado en la zona, con un año sin desarrollo hasta que la planta empieza a enraizarse. El PH de la zona es muy importante, porque no necesita fertilizante, solo orgánico y la factibilidad natural es 100%", relató.

Las variedades que están plantadas en la región son la alberquina, frantoio y arbosana. La plantación de Vincenzi es principalmente frantoio que se adaptó notablemente.

Parra destacó que "es un cultivo que no tiene plagas" y el único ser que puede afectar a la planta es la liebre, pero una vez que madura se pone amarga y rechaza a la especie.

Parra resaltó la iniciativa de Vincenzi en la zona del valle: "Estamos acá y hay un futuro", en la producción. "Estamos pegados a la meseta, cerca del mar con plantas que durarán entre 70 y 80 años; y si se trabajan bien, durarán más de 100 años, por eso Pablo Vincenzi habla de que esta aventura es para generaciones. "Estamos buscando que las variedades lleven a un producto con identidad patagónica", concluyó finalmente.

 

EL CHUBUT Digital

 

 

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