Por Agroempresario.com
El Pasaje de Drake, con aproximadamente 800 kilómetros de ancho y una profundidad media de 3.400 metros, ha sido escenario de algunas de las expediciones más audaces de la historia humana. Descubierto en 1525, este brazo del mar desempeñó un papel crucial como ruta marítima principal antes de la apertura del Canal de Panamá en 1914.
Su nombre se atribuye tanto al corsario inglés Sir Francis Drake, también asociado con el tráfico de esclavos en el siglo XVI, como a Francisco de Hoces, el marino español que posiblemente lo avistó medio siglo antes.
El Pasaje de Drake es conocido por su peligrosidad debido a varios factores. Las condiciones climáticas extremas generan vientos circumpolares antárticos que intensifican su fuerza, creando olas gigantescas y vientos huracanados. Además, las corrientes marinas son fuertes y complejas, lo que puede cambiar rápidamente, haciendo que la navegación sea impredecible.
Las olas monstruosas, algunas alcanzando alturas de más de 20 metros durante tormentas severas, son otra característica peligrosa. Estas olas, junto con el mar de fondo, complican aún más la navegación. Las temperaturas extremadamente bajas también representan un riesgo, contribuyendo a la formación de hielo en las estructuras de los barcos.
A pesar de los desafíos, el Pasaje de Drake desempeña un papel vital en la regulación climática global y en el almacenamiento de carbono. Además, su biodiversidad y su importancia ecológica como corredor para nutrientes son notables.
La expedición de Fiann Paul en 2019, donde él y su equipo remaron a través del Pasaje de Drake, fue un testimonio de la confrontación directa con las fuerzas de la naturaleza. A pesar de los peligros, el equipo enfrentó valientemente el reto y fue recompensado con la belleza virgen de la Antártida al llegar a su destino.
En resumen, el Pasaje de Drake sigue siendo uno de los cuerpos de agua más desafiantes y peligrosos del mundo, tanto para los aventureros como para los científicos. Su navegación es más que un desafío físico; es un encuentro con la indomable fuerza de la naturaleza.