a ecorregión del Chaco Húmedo que se caracteriza por la presencia de áreas de quebrachales (quebracho colorado y quebracho blanco), sufrió desde mediados del siglo XIX una explotación desmedida, la que condicionó la supervivencia de dichos bosques y motivó la creación del área protegida.
El Parque Nacional fue creado en el año 1954 y, pese a su relativamente pequeña superficie de 15.000 hectáreas, su valiosa misión es proteger una completa muestra de los ambientes típicos del Chaco oriental. Está situado entre los departamentos Sargento Cabral y Presidencia de la Plaza, y representa una verdadera isla natural en medio del avance urbano.
El paisaje está formado por una variedad de ambientes naturales. Al centro, este y sur del área se extiende el monte fuerte, denominado así por los lugareños. Allí predominan majestuosos ejemplares de quebracho colorado chaqueño, que pueden alcanzar los 15 m de altura y que en algunos sectores forman comunidades casi puras o quebrachales. En el extremo noroeste, confluyen dos de sus exponentes: los quebrachos colorados chaqueño y santiagueño. Diferenciarlos es fácil: el primero tiene hojas simples, por oposición al segundo, cuyas hojas son compuestas.
Otras especies arbóreas que se destacan en el monte son el espina corona, de púas ramificadas en sus troncos, el guayacán de colorida corteza, el algarrobo y el guayaibí, además del lapacho rosado o amarillo, árbol nativo que embellece el entorno invernal con sus copas colmadas de flores.
Hacia el oeste, en las zonas más bajas con anegamiento parcial en la época lluviosa, se forma la sabana de palmeras, constituida por palmares de palma blanca o caranday, junto a los pastizales naturales.
Entre el monte fuerte y la sabana de palmeras, se presenta un área de transición marcada por un bosque bajo y abierto de palmeras caranday, árboles menores y arbustos.
En el estrato inferior el bosque se cubre de chaguares, bromeliáceas de vistosas inflorescencias y fuertes espinas alrededor de sus hojas, que tornan casi inaccesible el área. Su mayor densidad se presenta sobre el río Negro, que atraviesa el sector noreste del Parque y en el que encontramos una compacta selva en galería con árboles de 15 m de altura.
Los esteros, lagunas y cañadas, estas últimas formadas por las grandes lluvias que desaparecen con las sequías, completan el ambiente natural del Parque Nacional Chaco. El mayor espejo de agua es la laguna Panza de Cabra que, ubicada al sur, ofrece agua para beber a los animales silvestres y, por ende, es el mejor lugar para seguir sus rastros.
Por el escaso territorio que ocupa este espacio protegido, la fauna que desarrolla no supera el pequeño y mediano porte, ya que los vertebrados mayores necesitan de amplias zonas de caza. A su vez, las radicales transformaciones del ambiente causaron la desaparición de varias especies, por la caza directa o la eliminación de su hábitat natural.
Es el caso del yaguareté, que no pudo subsistir en un ambiente tan densamente poblado. Los pocos ejemplares que sobrevivieron, al no encontrar sus presas naturales, tuvieron que alimentarse de animales domésticos, originando su persecución y total exterminio.
Igualmente, este pequeño territorio es todo lo que resta de un ambiente que anteriormente ocupara todo el Chaco, y que aún reserva especies faunísticas típicas.
Mucho tiempo antes de convertirse en zona protegida, los aborígenes se asentaban en el ambiente ribereño. Su sustento era la caza, en especial de carpinchos, tapires, monos, armadillos y vizcachas; además de la pesca y la recolección de vegetales y moluscos. Descendientes de estos grupos son las comunidades tobas y mocovíes que hoy viven en las localidades vecinas al Parque Nacional Chaco.
Actualmente el Parque sufre las consecuencias de un inadecuado uso de sus ambientes. Las zonas agrícolas ganaderas, que sustentan a una importante población rural, circundan la reserva con sus campos totalmente deforestados.
Es el único lugar que permite apreciar quebrachales naturales con ejemplares de gran magnitud, robustos testigos de un pasado que, por la mala utilización de recursos, no volverá más. Para asombrarse y reflexionar.
Siempre con mucha precaución, se puede llegar hasta la laguna Panza de Cabra. Es un camino interno del Parque, que brinda 12 km de tupidos montes chaqueños, con quebrachales que en otros tiempos también poblaban la provincia.
El Parque permanece abierto al público todo el año. En otoño-invierno el horario de ingreso es de 08 a 19 horas. En primavera-verano el horario de ingreso es de 07 a 20 horas.
Dentro del Parque: El Área Operativa del Parque cuenta con una zona de acampe con fogones y parrillas (se provee la leña), sanitarios y duchas (con agua caliente) y piletas de lavado, iluminación nocturna y botiquín. Alrededor del Centro de Visitantes es zona WiFi.
A orillas de la laguna Panza de Cabra hay un área de picnic diurno, con mesas, bancos y parrillas.
Fuera del Parque:
En la Localidad de Capitán Solari existen hospedajes, comedores, lugares donde comprar provisiones y un cajero automático.
Las Localidades de Colonia Elisa y Colonias Unidas también ofrecen alojamiento, comedores y proveedurías varias.
Lleve agua para consumo así como repelente para insectos y protección para el sol (sombrero, ropa de mangas largas, anteojos y protector solar).
Regístrese en el Centro de Visitantes al llegar. Ante cualquier duda, consulte al personal.
Circule con los vehículos a baja velocidad y sólo transitar por los senderos habilitados con calzado adecuado.
Regrese con sus residuos. No deje huella de su presencia
Recuerde que no está permitido cazar, pescar, molestar a los animales o dañar la vegetación.
Antes de visitar el área, recuerde consultar el estado de los senderos y el ingreso.
Deje su mascota en casa. Está prohibido el ingreso y permanencia de animales domésticos
Se recomienda visitar el área protegida de marzo a noviembre.
Administración de Parques Nacionales//Welcome Argentina