La cadena láctea Argentina: optimismo en medio de desafíos y nuevas oportunidades

Por Agroempresario.com

La lechería argentina enfrenta un panorama mixto, marcado por desafíos persistentes y señales de recuperación. Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la producción de leche alcanzó los 842 millones de litros en junio, lo que representa un aumento del 7% respecto al mes anterior. Sin embargo, comparado con el año pasado, la caída interanual es del 7,1% y en el acumulado de los primeros seis meses del año se observa una disminución del 12,6%.

Esta caída en la producción se atribuye principalmente a los efectos prolongados de la sequía de 2023, que provocó una escasez de pasturas y una alimentación inadecuada para el ganado. La falta de pasturas ha llevado a muchos productores a liquidar vientres, es decir, a retirar a las vacas del ciclo reproductivo, y a cerrar tambos debido a las dificultades operativas. En la actualidad, el país cuenta con aproximadamente 9.600 tambos, pero cada año se cierran entre 400 y 500 debido a quiebras, abandono de la actividad o conversión de terrenos a cultivos agrícolas más rentables.

Pese a estos retos, la situación está comenzando a mejorar. Marisa Boschetti, productora y coordinadora de la Comisión de Lechería de la Federación Agraria Argentina (FAA), señala que hay una renovada esperanza en el sector, con precios al productor estabilizados en torno a los $400/405 por litro. Este cambio positivo en los precios se debe a una mejor negociación entre los distintos actores de la cadena de valor, con el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLeA) como herramienta clave en la fijación de precios.

Además, la suspensión de las retenciones a las exportaciones lácteas, renovada hasta junio de 2025, ha tenido un impacto favorable en el sector. La suspensión de estos derechos, que anteriormente alcanzaban el 9% para la leche en polvo y entre el 4% y el 4,5% para los quesos, ha aliviado la carga fiscal sobre los exportadores y ha mejorado los precios al productor.

Alejandro Sammartino, productor lechero y exsubsecretario de Lechería de la Nación, destaca que la situación actual es prometedora. La mejora en el poder adquisitivo del litro de leche, que ahora permite comprar más maíz y soja, es un signo positivo para el sector. Aunque se proyecta una caída en la producción anual de entre el 4% y el 5%, se espera un segundo semestre más alentador, impulsado por un aumento en las exportaciones y una mayor inversión en tecnología por parte de los tambos más grandes.

A pesar de la falta de financiamiento adecuado, que limita las inversiones en el sector, se prevé que el Gobierno lance una línea de crédito con repago en litros de leche. Esta medida podría facilitar las inversiones necesarias para la modernización y expansión de los tambos.

Las exportaciones de leche en polvo, que representan el 40% del total, se concentran principalmente en Brasil y Argelia. Sin embargo, existe un gran potencial para expandir las exportaciones a mercados como China, Corea, Japón, Australia y México. La posibilidad de acceder a un porcentaje de las importaciones de queso en estos países representa una oportunidad significativa para el sector.

En resumen, aunque la lechería argentina enfrenta desafíos importantes, la mejora en los precios al productor y la suspensión de las retenciones brindan una perspectiva más optimista. Con inversiones en tecnología y una mayor apertura a mercados internacionales, el sector tiene el potencial de superar las dificultades actuales y lograr un crecimiento sostenido en el futuro.