Renacimiento de un almacén centenario: el corazón de Lértora

Por Agroempresario.com

El Almacén de Lértora, recuperado en 2021, se ha transformado en un vibrante punto de encuentro para los habitantes de la región y turistas que buscan una experiencia auténtica. Situado a unos 48 km de Trenque Lauquen, este histórico edificio, construido en 1924, resurgió gracias al esfuerzo de María Inés Campelo y su esposo Guillermo González.

El camino de tierra que conduce a Lértora, marcado por el polvo levantado por los autos y el tono amarillento del pastizal invernal, conduce a la única construcción visible a varias leguas a la redonda. Este almacén, con su fachada señorial y su interior de pinotea, ha vuelto a ser un refugio para gauchos, puesteros y propietarios de estancias de la vasta zona rural que se extiende hasta el Meridiano V.

Campelo y González decidieron dejar la ciudad y mudarse al almacén con la intención de restaurarlo y evitar su demolición. María Inés confiesa que siempre estuvo convencida de que la gente volvería al lugar. Comenzaron vendiendo productos básicos como yerba, harina y bebidas, y poco a poco, el almacén recuperó su esencia. La tradición dictó el resto: los clientes que paraban a comprar provisiones comenzaron a quedarse para disfrutar de un aperitivo y, eventualmente, de un menú campero.

En febrero de 2021, Campelo añadió mesas y ofreció un menú que incluía guisos, empanadas y carnes. Esta propuesta culinaria atrajo tanto a los residentes locales como a viajeros sibaritas que recorren grandes distancias para vivir la experiencia de un almacén centenario. El resultado fue un éxito, y Lértora, que estaba al borde de desaparecer, se convirtió en un destino atractivo en el mapa.

El almacén también se ha convertido en un lugar de historias y recuerdos. Viejos habitués regresan con anécdotas de tiempos más prósperos, y el almacén es ahora un lugar donde las tradiciones se mantienen vivas. Historias de personajes míticos como el bandido rural Bairoletto y el bandoneonista Pablo Monsalvo forman parte del folclore del lugar.

Además, el almacén ha recuperado su viejo teléfono, esencial para la comunicación en una zona sin señal telefónica. Iván Engels, un trabajador de una empresa de telefonía que instala teléfonos semipúblicos en pequeños pueblos, reubicó el teléfono en su lugar original en el almacén.

El Almacén de Lértora, con su cocina económica y su encanto histórico, ofrece una experiencia única donde los visitantes pueden disfrutar de platos tradicionales mientras comparten el espacio con gauchos y locales. Campelo reflexiona sobre la felicidad encontrada en este rincón del lejano oeste, señalando que, aunque es difícil hallarla, están muy cerca de encontrarla aquí.