Por Agroempresario.com
En una reciente entrevista publicada en La Nación, Natalia Cerezuela, propietaria de la confitería Jockey Club en Balcarce, compartió la rica historia de uno de los postres más emblemáticos de Argentina. “Es el postre más rico del mundo”, afirma Cerezuela, mientras narra cómo su abuelo, Ángel Cerezuela, y Guillermo Talou transformaron una simple idea en un ícono de la gastronomía nacional.
La historia del postre Balcarce comienza en 1955, cuando Talou, dueño de la confitería Paris, regresó de un viaje a Entre Ríos con la inspiración del postre Chajá. “Adoró ese postre”, explica Cerezuela, y fue entonces cuando se unió a su abuelo para experimentar con una versión que incorporara los ingredientes locales. Así nació el Balcarce, que combina merengue, dulce de leche, nueces y otros sabores únicos.
La clave del éxito del postre radica en su preparación artesanal, un detalle que Natalia se empeña en preservar. “La clave es no perder nunca lo artesanal”, sostiene, enfatizando que cada día se producen unos 150 postres, todos hechos a mano, siguiendo la receta original.
A pesar de su popularidad, el postre Balcarce ha enfrentado desafíos. Tras su éxito en Mar del Plata, Talou vendió la marca, pero las versiones comerciales que surgieron no lograron captar la esencia del original. “El único postre Balcarce se hace en Balcarce”, resume con orgullo Cerezuela.
Hoy, la confitería Jockey Club sigue siendo un referente local, y el postre continúa siendo el atractivo principal. “Es un orgullo hacer todos los días el postre que nos identifica”, concluye Natalia, subrayando la importancia de este dulce en la cultura de su ciudad.
Así, el postre Balcarce no solo es una delicia, sino un legado familiar que perdura en el tiempo, un símbolo de la tradición argentina que sigue endulzando la vida de quienes lo prueban.