Por Agroempresario.com
En la provincia belga de Limburgo, un paisaje agrícola alberga un proyecto pionero que busca vislumbrar los desafíos que enfrentarán los cultivos en Europa. Doce cúpulas transparentes, suspendidas sobre una estructura de espejos, simulan condiciones climáticas del año 2040, albergando perales que crecen en un entorno controlado. Este experimento, llevado a cabo en el Ecotron de la Universidad de Hasselt, tiene como objetivo prever los efectos del cambio climático en la producción de peras y ayudar a los agricultores a adaptarse a un mundo con temperaturas más altas y climas más impredecibles.
Las cúpulas recrean un entorno marcado por temperaturas elevadas, así como por períodos de sequía e inundaciones. Francois Rineau, investigador principal del proyecto, explica que se espera un aumento en las olas de calor y una disminución en las precipitaciones, lo que implicará más sequías e inundaciones en la región. Este entorno controlado permite a los científicos observar cómo el calentamiento global podría impactar la producción de peras en las próximas décadas.
Uno de los hallazgos más significativos del proyecto es que, aunque las peras parecen ser resistentes a algunos de los efectos adversos del cambio climático, su calidad se ve amenazada. Según Dorien Vanhees, investigadora del Centro de Tecnología Poscosecha de Flandes (VCBT), las peras expuestas a temperaturas más altas tienden a ser menos firmes y a contener más azúcar. Este cambio plantea un desafío para los productores belgas, ya que las frutas menos firmes tienen un tiempo de almacenamiento más corto, lo que limita el periodo durante el cual pueden ser vendidas en óptimas condiciones.
Además, la necesidad de riego en condiciones de sequía podría aumentar los costos de producción. Este es un reto significativo, especialmente cuando se considera que los agricultores europeos ya enfrentan eventos climáticos extremos, como heladas tardías y floraciones anticipadas, que han impactado severamente los rendimientos en años recientes. En 2023, por ejemplo, la producción de peras en Bélgica se redujo en un 27%, evidenciando la urgencia de encontrar soluciones ante el cambio climático.
Los resultados preliminares de la primera cosecha de peras bajo estas condiciones simuladas, obtenida en 2023, han mostrado resultados alentadores, aunque con importantes matices. Aunque las peras belgas parecen estar menos afectadas que otros cultivos en Europa, se ha observado que la temporada de crecimiento comienza antes bajo las condiciones simuladas, lo que podría influir en la absorción de CO2 por parte del ecosistema y tener implicaciones en la fotosíntesis y otros procesos ecológicos cruciales.
A medida que este experimento de tres años avanza, se espera obtener datos más completos sobre los efectos a largo plazo que el calentamiento global podría tener en la producción de peras y en otros aspectos vitales del ecosistema agrícola. La investigación continúa, con la esperanza de que estos esfuerzos proporcionen a los agricultores las herramientas necesarias para adaptarse a un futuro en constante cambio.