Crisis en el sector porcino: la reducción de productores y la búsqueda de eficiencia

Por Agroempresario.com

En un contexto de creciente concentración, el sector porcino argentino enfrenta desafíos significativos. Según un informe de JLU Consultora, en los últimos seis años, la cantidad de productores que entregan la faena ha disminuido casi un 60%, pasando de 4602 a 1882. Sin embargo, la producción total ha experimentado un notable aumento, de 704,000 a 1,004,000 toneladas, lo que refleja la necesidad de adaptarse a un mercado cada vez más competitivo.

Juan Uccelli, representante de la consultora, explicó en diálogo con La Nación: “Cada vez hay que ser más eficiente y lograr mayor escala, porque es un negocio de mucho volumen y los márgenes son cada vez más cortos”. Esta dinámica ha llevado a muchos pequeños productores a abandonar el sistema, luchando por mantenerse a flote en un entorno económico adverso.

El informe destaca que los pequeños productores enfrentan costos más elevados en insumos, llegando a pagar hasta un 15% más por maíz y un 35% más en sanidad en comparación con los grandes productores. Esta brecha en costos se traduce en una capacidad de producción promedio inferior, donde los pequeños alcanzan 2400 kilogramos por cerda, mientras que los grandes logran hasta 3600 kilogramos. Uccelli advirtió que “la única diferencia entre los productores grandes y pequeños es el poder de compra y de venta, por el volumen que manejan”.

Además, la dificultad para acceder a créditos se convierte en un obstáculo adicional. Muchos pequeños productores no son sujetos de crédito, lo que limita su capacidad de inversión y los condena a un ciclo de bajos márgenes y costos crecientes. “En el caso de que accedan a créditos, los importes ofrecidos no son suficientes para hacer absolutamente nada”, agregó Uccelli, reflejando la precariedad que enfrentan.

Desde 2016, la situación se ha vuelto más crítica, con un aumento constante en los costos de producción que ha llevado a una reducción en la cantidad de productores. El último trimestre de 2018 marcó un punto de inflexión, cuando una fuerte devaluación afectó aún más los costos, generando una salida de productores en 2019. Hoy, muchos pequeños enfrentan un margen bruto que los deja fuera del sistema, mientras que los grandes productores continúan capitalizando su ventaja de escala.

Las cifras son claras: a pesar del aumento en la producción total, el futuro del sector porcino argentino dependerá de la capacidad de sus actores para adaptarse a un entorno cada vez más competitivo y desafiante. La industria, que alguna vez contó con una variedad de productores y plantas de faena, se encuentra en una encrucijada, donde la concentración de la producción podría ser la clave para la sostenibilidad.