El hornero: símbolo de resiliencia y construcción nacional

Por Agroempresario.com

El hornero, conocido por su inconfundible nido con forma de horno de barro, se ha convertido en un ícono de la identidad argentina. Este pequeño ave, que se encuentra en diversas provincias del país, ha sido un símbolo de resiliencia y esfuerzo, reflejando la capacidad de los argentinos para adaptarse a los desafíos del entorno. Como se menciona en una reciente nota de La Nación, "El hornero fue declarado Ave Nacional Argentina en 1928, elegido mediante encuesta popular entre chicos de escuelas primarias de todo el país".

Con una altura de entre 15 y 20 centímetros, el hornero presenta un plumaje amarronado y un comportamiento monógamo y territorial. Su hábitat se extiende por campos, llanuras y áreas suburbanas, donde se alimenta principalmente de insectos, así como ocasionalmente de semillas y vegetales. Su habilidad para convivir con el ser humano es notable; estos pájaros suelen construir sus nidos en lugares elevados como techos, postes y aleros, donde pueden observar su territorio y protegerse de depredadores.

La construcción de su nido es un verdadero arte. Como señala La Nación, "este domo o semiesfera de barro endurecido y secado al sol y viento pesa aproximadamente cinco kilogramos, es impermeable y tiene dos compartimientos interiores". El proceso de construcción, que realizan en pareja, puede durar entre 10 y 15 días, dependiendo de las condiciones climáticas. Estos nidos no solo son un refugio para el hornero, sino que también se convierten en un hogar temporal para otras aves una vez que son abandonados.

Más allá de su biología y comportamiento, el hornero ha dejado una huella profunda en el folklore argentino, inspirando leyendas, poemas y tradiciones. Su dedicación como “albañil de la naturaleza” ha llevado a la creación de iniciativas sociales, como la Asociación civil “El hornero”, que busca ayudar a grupos de auto-constructores de viviendas en situación de vulnerabilidad, liderada por el arquitecto Jaime Nisnovich.

Este pequeño pájaro ha sido inmortalizado no solo en el imaginario popular, sino también en la economía nacional, al aparecer en monedas y billetes, como el billete de mil pesos, vigente desde 2017. La historia del hornero es, en esencia, la historia de un pueblo que, como el ave, construye su futuro a base de esfuerzo, creatividad y una profunda conexión con la tierra que habita.