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Por Agroempresario.com
El mercado ganadero atraviesa un escenario complejo. La baja en los precios de la hacienda, sumada al alto nivel de encierres en los feedlots, marca una tendencia clara: habrá una gran oferta de carne en los próximos meses, pero los precios seguirán sin repuntar. Esta combinación genera desafíos tanto para los productores como para la economía en general, ya que la carne vacuna continúa siendo una herramienta clave para moderar la inflación.
Según datos de Rosgan, los corrales del país acumulan más de 2 millones de animales, manteniendo cifras históricas de ocupación. A diferencia del contexto del año pasado, donde la sequía forzó el envío masivo de ganado a los feedlots, este año los registros obedecen a una oferta más equilibrada. Sin embargo, esta mayor disponibilidad ha golpeado los precios: el novillo de consumo perdió cerca del 20% de su valor real en los últimos 60 días.
Por su parte, las vacas registraron una caída del 10% desde agosto, y todo apunta a que la tendencia continuará hasta fin de año. A pesar de la alta ocupación, los números del feedlot siguen en rojo, afectando la rentabilidad del sector.
El encierre no solo aumentó en cantidad, sino que también se modificó en su composición. La proporción de novillos, novillitos y vaquillonas creció un 8,5%, mientras que los terneros disminuyeron un 2%. Esta tendencia se atribuye a la pérdida de animales jóvenes durante la campaña de vacunación de aftosa.
Los datos de SENASA revelan que en el último año se perdieron más de 800 mil terneros y terneras, así como 723 mil vacas y 386 mil vaquillonas. Esta reducción en el stock joven impacta en el flujo hacia los corrales, inclinando la balanza hacia categorías de animales más pesados.
A medida que los pesos medios de faena comienzan a recuperarse —con un promedio de 231 kilos en septiembre—, el feedlot se posiciona como una pieza clave en la terminación de animales pesados, cada vez más demandados por la exportación. No obstante, los precios al consumidor no acompañan esta mejora.
Desde noviembre de 2023, el precio del ternero aumentó un 117% y el del novillo un 124%, muy por debajo del 186% que acumuló la inflación general. Además, el incremento de la carne vacuna quedó relegado frente a otros alimentos esenciales como el pollo, el arroz y la leche, lo que refuerza la presión sobre el consumo interno.
El mercado cárnico argentino enfrenta incertidumbres de cara al próximo año. Con una economía en recuperación lenta, los ingresos de los consumidores jugarán un rol determinante. Las fiestas de fin de año podrían traer cierto alivio, pero la incógnita está puesta en los meses de febrero y marzo, que suelen marcar el inicio del ciclo de subas en los precios.
Por ahora, la carne vacuna sigue siendo un ancla que ayuda a contener la inflación, pero los productores esperan mejores condiciones para recuperar márgenes de rentabilidad. ¿Será 2025 el año en que el mercado ganadero encuentre su equilibrio? Todo dependerá de la demanda y de cómo evolucione la economía en los próximos meses.
