Lluvias que alivian: pronósticos prometedores para el campo

Se prevén precipitaciones de 50 a 100 mm en zonas clave para la agricultura

Lluvias que alivian: pronósticos prometedores para el campo

Por Agroempresario.com

Octubre ha traído buenas noticias para la agricultura en Argentina, donde las lluvias han superado las expectativas y han brindado un respiro a los productores tras un invierno seco. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) anunció que se esperan precipitaciones entre 50 y 100 mm en regiones cruciales como el centro y norte de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.

Este fenómeno es especialmente importante dado que se pronostica que las lluvias para el resto del año estarán por debajo de los niveles normales. El SMN destacó que, a partir de hoy, un sistema de baja presión que se desplaza desde el océano Pacífico generará lluvias persistentes y tormentas intensas en el centro y norte del país.

Las provincias de Cuyo, Córdoba y el NOA experimentarán lluvias durante gran parte del día, aunque con algunas mejoras temporarias. Se espera que las precipitaciones acumulen entre 30 y 80 mm en Mendoza, San Luis y La Rioja, mientras que en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos se anticipan entre 50 y 100 mm. En algunas áreas, como el norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe y Entre Ríos, las lluvias podrían incluso superar los 100 mm.

Esta situación climática se presenta después de que la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informara que entre el 10 y el 17 de octubre, la región recibió un promedio de 60 mm de lluvias, superando el promedio mensual de 100 mm. Estas precipitaciones han mejorado las condiciones del trigo, disminuyendo las áreas críticas del 50% al 25%. Sin embargo, la siembra de maíz sigue siendo incierta, ya que muchos productores prefieren esperar para evitar los riesgos climáticos de enero, un mes clave para el desarrollo de esta cultura.

María José Dickie, climatóloga del INTA, explicó que la fase de La Niña, asociada a lluvias por debajo de lo normal, tiene un 55% de probabilidad de persistir en los próximos tres meses. Este porcentaje es más bajo que el mes pasado, lo que sugiere que, si se produce una fase de La Niña, sería de corta duración y baja intensidad. Actualmente, predomina una fase neutral, lo que implica una distribución normal de las precipitaciones.

En la región núcleo productiva, que comprende el sur de Santa Fe, el norte de Buenos Aires, el sudeste de Córdoba y parte del Litoral, tanto el SMN como el Boletín IRI pronostican precipitaciones por debajo de lo normal para lo que resta de octubre, noviembre y diciembre, manteniendo esta tendencia en los primeros meses de 2025.

Dickie añadió que nos adentramos en una fase climática que genera mayor incertidumbre, ya que todas las categorías de precipitaciones, sean menores, normales o superiores, tienen la misma probabilidad de ocurrencia.

A pesar de esto, las lluvias registradas en octubre son clave. “Estamos en una mejor situación en comparación con campañas anteriores”, afirmó Dickie. En ciertas zonas, las precipitaciones superaron los valores normales, alcanzando hasta 100 mm en algunas áreas y entre 50 y 100 mm en otras. “Lo más relevante es que fueron lluvias de baja intensidad, lo que permitió que la mayor parte se infiltrara en el suelo”, destacó. Además, estas lluvias, distribuidas en varios días, recargaron el primer metro de suelo, que se encontraba completamente seco.

Estas precipitaciones son fundamentales para los cultivos de trigo y maíz y son cruciales para la preparación de la siembra de sorgo y soja. “Los perfiles de los suelos en el primer metro de profundidad estaban prácticamente sin reservas, por lo que este aporte fue un alivio significativo”, subrayó. También enfatizó la importancia de las lluvias en los próximos meses, ya que “cada milímetro que caiga será esencial para el desarrollo de los cultivos en la campaña de siembra de soja”.

Eduardo Sierra, agroclimatólogo, coincidió en que, aunque las lluvias están por debajo de lo normal, las actuales condiciones están beneficiando al trigo, permitiendo su recuperación y formación de rendimiento. Sin embargo, advirtió que el problema podría surgir más adelante, ya que el efecto de La Niña, aunque débil, podría sentirse más intensamente en enero y febrero, cuando los cultivos requieren más agua debido a las altas temperaturas.

“Si las lluvias son inferiores a lo normal durante ese periodo, el rendimiento se verá afectado. Ahora, simplemente necesitamos la lluvia justa”, concluyó.
 



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