Por Agroempresario.com
El Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), recientemente reglamentado por el gobierno argentino, ha generado expectativas en la industria automotriz al ofrecer beneficios para proyectos de vehículos con tecnologías sustentables. Sin embargo, la falta de claridad en aspectos esenciales mantiene en pausa los planes de inversión de las terminales. Entre los puntos más críticos se encuentran los requisitos de contenido local y las condiciones para usar plataformas existentes para modelos híbridos.
El programa RIGI apunta a fomentar inversiones superiores a 200 millones de dólares en tecnologías alternativas, como vehículos eléctricos o híbridos, otorgando un plazo de dos años para presentar proyectos y otros dos para ejecutar el 40% de la inversión comprometida. Pero aún quedan interrogantes sobre el porcentaje exacto de componentes nacionales que estos vehículos deberán tener y si los beneficios abarcarán tanto versiones híbridas como nuevos modelos.
Uno de los casos destacados es el proyecto Niágara Concept de Renault, una pick-up con plataforma multipropulsión que podría entrar al régimen. No obstante, representantes de la marca expresaron dudas sobre cómo se aplicarán los incentivos en modelos híbridos basados en vehículos ya existentes, como ocurre con la Ranger híbrida enchufable que Ford planea ensamblar en Argentina.
El RIGI exige que los vehículos fabricados bajo este régimen contengan al menos un 20% de piezas nacionales. Si bien esta condición se podría cumplir con componentes como carrocería o equipamiento interior en vehículos nuevos, el desafío surge al intentar aplicar esa regla a las motorizaciones híbridas en versiones ya existentes.
Según fuentes de la industria, las terminales temen que se les exija desarrollar partes del sistema eléctrico en el país para cumplir con el contenido local, lo que podría dificultar la adopción de esta tecnología. "Si se pretende integrar nuevas tecnologías, sería lógico que algunas piezas se produzcan en Argentina, pero esto podría implicar complicaciones para cumplir con las normas de exportación del Mercosur", señalaron desde una automotriz.
Además de los desafíos técnicos, la industria enfrenta problemas administrativos. Según Martín Galdeano, presidente de Ford Argentina, el RIGI plantea la necesidad de formar nuevas sociedades para cada proyecto, una exigencia que complica la producción de versiones híbridas en plataformas ya establecidas. “No es lógico crear una nueva empresa solo para fabricar un modelo híbrido. Estamos evaluando esta situación porque afecta nuestros planes de inversión", comentó Galdeano.
Desde el gobierno, aseguraron que la reglamentación del RIGI es general y que algunos aspectos específicos se resolverán caso por caso durante el proceso de evaluación. Sin embargo, la falta de certezas sigue afectando el avance de los proyectos. "La industria necesita claridad para decidir inversiones, y eso incluye reglas precisas sobre el uso de plataformas existentes", enfatizó Luiz Fernando Pedrucci, CEO de Renault Latin América, en una reciente entrevista.
El tiempo apremia para las terminales, que deben definir si avanzarán con proyectos híbridos dentro del plazo estipulado por el RIGI. De no obtener pronto las respuestas necesarias, podrían perder oportunidades clave en un mercado cada vez más orientado hacia la movilidad sustentable.