Del 1 de noviembre de 2024 al 31 de marzo de 2025, esta medida busca la conservación sostenible de tiburones, rayas y quimeras, protegiendo áreas clave de reproducción y cría.
La Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo (CTMFM) ha aprobado la Resolución CTMFM Nro.13/24, que establece un área de veda para la pesca de arrastre de fondo en la Zona Común de Pesca (ZCP) para especies cartilaginosas. Esta medida busca contribuir a la conservación y explotación racional de los peces cartilaginosos, protegiendo así las concentraciones de reproductores y las áreas de cría.
Basándose en las recomendaciones del Grupo de Trabajo Condrictio y en investigaciones recientes, la resolución reafirma la necesidad de mantener medidas de manejo que aseguren la sostenibilidad de este importante recurso marino. La protección de los peces cartilaginosos es fundamental no solo para la biodiversidad, sino también para el equilibrio de los ecosistemas marinos.
La veda estará vigente desde el 1 de noviembre de 2024 hasta el 31 de marzo de 2025, período en el cual queda prohibido el uso de artes de pesca que arrastren de fondo en el área delimitada por las siguientes referencias geográficas:
Al Norte: Paralelo 36°S y su intersección con el límite exterior del Río de la Plata.
Al Sur: Paralelo 37°S.
Al Oeste: Límite exterior del mar territorial argentino.
Al Este: Meridiano 56°00’ W.
Es importante destacar que cualquier transgresión a esta resolución será considerada un incumplimiento grave.
Con la implementación de esta normativa, la CTMFM busca garantizar la salud de las poblaciones de peces cartilaginosos y fomentar prácticas pesqueras sostenibles que beneficien tanto al medio ambiente como a las comunidades que dependen de la actividad pesquera.
Los condrictios, grupo que incluye cartilaginosos como tiburones, rayas y quimeras, exhiben una combinación de características primitivas y avanzadas, destacando una anatomía básica junto a especializaciones evolutivas significativas. Entre los rasgos avanzados, sobresalen las adaptaciones en la estructura de sus aletas, mandíbulas y dentición, así como un sistema inmunitario desarrollado. Desde el Mesozoico, los tiburones en particular han ocupado posiciones tróficas superiores, con tendencia al gigantismo como estrategia antipredatoria, donde el tamaño promedio de un tiburón alcanza dos metros y el de una raya, un metro, dimensiones considerables en comparación con otros vertebrados.
La dentición de estos animales es única, con dientes que no están fusionados a la mandíbula y que se reemplazan continuamente a lo largo del borde mandibular, permitiendo mantener piezas dentales nuevas y funcionales. Los tipos de dientes incluyen cortadores, agarradores y, en el caso de algunas rayas, planos para triturar.
A diferencia de otros peces, los condrictios poseen un esqueleto cartilaginoso, carecen de opérculo y de vejiga natatoria, lo que los obliga a nadar o a posarse en el fondo para evitar el hundimiento. Su sistema respiratorio depende de branquias expuestas, con hendiduras branquiales visibles en tiburones y rayas, mientras que las quimeras presentan una única abertura branquial.
En cuanto a los sentidos, poseen un olfato altamente desarrollado que les permite detectar sangre a distancia, aunque su visión es limitada a la detección de luces y sombras. Las ampollas de Lorenzini en el hocico y la línea lateral captan estímulos eléctricos de las contracciones musculares de sus presas, optimizando su capacidad de caza.
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