En plena temporada de frutillas, cuando la fruta está en su punto más dulce y accesible, es el momento perfecto para aprovechar su sabor y preparar una mermelada de frutilla con vino. Además de ser un delicioso y sofisticado toque para tus desayunos o meriendas, esta receta es una excelente forma de disfrutar las frutillas mientras están frescas y a un precio muy accesible. La combinación con vino tinto le da un giro único, creando una mermelada que resalta lo mejor de la fruta de estación.
1 kg de frutillas frescas y maduras (en temporada)
500 g de azúcar
150 ml de vino tinto (preferentemente un vino joven como un Cabernet Sauvignon o Malbec)
El jugo de medio limón
1 ramita de canela (opcional)
-Preparar las frutillas: Lava bien las frutillas, quítales las hojas y córtalas en trozos pequeños. Este paso es clave para que se cocinen de manera uniforme.
-Cocinar la mezcla: Coloca las frutillas en una olla grande, agrega el azúcar y el jugo de limón. Cocina a fuego medio, revolviendo con frecuencia. En pocos minutos, las frutillas comenzarán a soltar su jugo y el azúcar se disolverá.
-Añadir el vino: Cuando las frutillas suelten suficiente jugo (después de unos 10-15 minutos), incorpora el vino tinto. Además de un toque gourmet, el vino potencia la dulzura de las frutillas y le da una complejidad interesante al sabor. Si lo prefieres, puedes agregar una ramita de canela para un toque especiado.
-Cocción lenta: Cocina a fuego bajo durante unos 30-40 minutos, revolviendo ocasionalmente para evitar que se pegue. La mezcla debe espesar y adquirir una consistencia de mermelada.
-Verificar la consistencia: Para saber si está lista, coloca una pequeña cantidad en un plato frío. Si al pasar el dedo se forma una línea y la mermelada no se desplaza, está lista para envasar. Si la prefieres más espesa, cocina unos minutos adicionales.
-Envasar y conservar: Retira la olla del fuego, quita la ramita de canela y vierte la mermelada caliente en frascos de vidrio esterilizados. Si planeas guardarla por más tiempo, puedes sellar los frascos en un baño María durante unos 10-15 minutos. Si no, guárdala en la heladera donde se mantendrá bien durante varias semanas.
La incorporación del vino tinto en esta receta no solo agrega un sabor profundo y sofisticado, sino que también ayuda a equilibrar la dulzura de las frutillas, creando una mermelada con una textura suave y un sabor más complejo. A medida que las frutillas están en su mejor momento de temporada, aprovechar este ingrediente económico y accesible realza aún más el perfil de la mermelada.
Actualmente, las frutillas están en plena temporada, lo que significa que se encuentran en su punto óptimo de sabor y a precios muy accesibles en mercados y ferias. Este es el momento ideal para hacer grandes cantidades de mermelada y guardarlas para los meses venideros, cuando las frutillas ya no sean tan fáciles de conseguir.
Esta mermelada no solo es ideal para acompañar tostadas, pan casero o queso, sino que también puede convertirse en un delicioso relleno para postres, tartas o como acompañante de carnes. El equilibrio entre la dulzura de las frutillas y el toque especiado del vino tinto sorprenderá a tu paladar en cada bocado.
Con esta receta sencilla y deliciosa, podés aprovechar la abundancia de la temporada y disfrutar de una mermelada casera, perfecta para compartir con familia y amigos
Los Andes