Por Agroempresario.com

La provincia de Buenos Aires sigue posicionándose como un destino clave para la viticultura argentina. En este contexto, la Bodega Cordón Blanco ha logrado un hito importante al convertirse en la primera bodega de la región en obtener la Indicación Geográfica (IG) Tandil. Esta distinción, que avala las características únicas del suelo, el clima y la geología de la zona, posiciona a los vinos de Tandil como productos con identidad propia, marcando un antes y un después para la vitivinicultura local.

Cordón Blanco, una bodega familiar ubicada en la zona “La Elena”, al oeste de Tandil, comenzó su trayectoria en 2008 con la plantación de su primer viñedo. En sus primeros años, la bodega solo contaba con el análisis preliminar del suelo y el clima para determinar la viabilidad del proyecto. Sin embargo, hoy, gracias al trabajo colaborativo con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y otras instituciones, ha logrado obtener la tan esperada IG.

El proceso para obtener esta certificación requirió una exhaustiva investigación geológica, climática y de las condiciones del suelo. A lo largo de dos años, un equipo multidisciplinario conformado por expertos del INTI, INTA, la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y el CONICET colaboró para reunir los datos necesarios que validaran la producción vitivinícola de Tandil.

La obtención de la IG Tandil no solo es un logro para Cordón Blanco, sino también para todos los productores de la Asociación de Productores Vitivinícolas de Tandil, que podrán incorporar este sello de calidad a sus vinos. Este respaldo técnico, que incluye informes climáticos y geológicos, refuerza la identidad de los vinos de la región y los posiciona a nivel nacional e internacional como productos diferenciados.

Matías Lucas, responsable de producción de la bodega, destacó que la tendencia mundial hacia la creación de productos con identidad propia ha puesto a las Indicaciones Geográficas (IG) como un valor diferenciador en el mercado global del vino. “Contar con una IG que está respaldada por un estudio intensivo de las características del territorio nos favorece en el mediano y largo plazo”, comentó Lucas.

La iniciativa de Tandil para ingresar en el mapa mundial de la vitivinicultura se ve reflejada en la promoción de la producción local a través de la Asociación de Productores Vitivinícolas de Tandil. Este espacio reúne a 15 productores locales, quienes han impulsado la creación de la IG para potenciar y promover la producción de vinos en el distrito serrano.

Con esta certificación, Tandil da un paso firme hacia el reconocimiento de sus vinos en el mercado internacional, consolidándose como una región vitivinícola con características y una identidad única que la distingue dentro del panorama nacional e internacional.