Por Agroempresario.com
En 2024, la economía argentina vivió una de las transiciones más abruptas en su historia reciente, pasando de ser un país barato en dólares a uno más caro, afectado por la depreciación del peso. A lo largo del año, la inflación en dólares superó el 70%, lo que representó una pérdida significativa del poder adquisitivo de la moneda estadounidense, que cayó un 42% frente al tipo de cambio oficial y un 46,1% con respecto al dólar “blue”. Este panorama económico fue el reflejo de un contexto global complejo, sumado a políticas internas que no lograron frenar la escalada inflacionaria.
El gobierno de Javier Milei, tras una devaluación histórica en diciembre de 2023, mantuvo el tipo de cambio regulado, aplicando una tasa de devaluación del 2% mensual, lo que ayudó a moderar los efectos de la inflación. Sin embargo, la pregunta que ronda el futuro cercano es si 2025 será el año en el que la economía argentina experimente una deflación en dólares. Para muchos analistas, hay cuatro indicadores claves que podrían determinar este escenario.
En primer lugar, el reacomodamiento de precios relativos es un factor crucial. Con una mayor apertura a importaciones y un aumento de las compras online de productos extranjeros, los precios internos podrían ajustarse a la baja. Este fenómeno, sumado a un fortalecimiento de la competitividad local a través de la reducción de impuestos, permitiría que los precios en dólares caigan. En particular, la eliminación del impuesto PAIS en diciembre de 2024 fue vista como un paso importante hacia la estabilización.
Un segundo factor es la desinflación que se espera para 2025, acompañada de una política fiscal más flexible. Si bien las tasas de interés seguirán siendo altas en el corto plazo, la estabilidad de los precios internos y un tipo de cambio que podría devaluarse más lentamente abrirían la posibilidad de una deflación en dólares.
El fortalecimiento del dólar global es otro aspecto relevante. La Reserva Federal de los Estados Unidos comunicó recientemente que reducirá menos su tasa de interés en 2025, lo que podría hacer más fuerte al dólar, presionando los precios de las commodities, particularmente en los sectores agrícola y energético de Argentina. Este escenario de un dólar más fuerte podría, paradójicamente, empujar el tipo de cambio local hacia arriba, erosionando las expectativas de deflación.
Finalmente, la devaluación del real en Brasil, el principal socio comercial de Argentina, también influirá en el comportamiento del peso. Un real más débil podría poner presión sobre el peso argentino, dificultando su apreciación. Este factor externo, junto con la política económica interna, será determinante para que el 2025 no se convierta en un año de deflación en dólares.
El panorama para 2025 es incierto, pero los analistas sugieren que factores internos y externos podrían llevar a una deflación en dólares. Sin embargo, las condiciones de la economía global y las políticas gubernamentales continuarán jugando un papel crucial en el destino de la moneda argentina