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Del horno casero a un imperio gastronómico: la historia de los reyes de la focaccia en Argentina

Una pareja apostó a una receta tradicional italiana y revolucionó el mercado. Hoy generan empleo y expanden su marca

Del horno casero a un imperio gastronómico: la historia de los reyes de la focaccia en Argentina
lunes 03 de febrero de 2025

Por Agroempresario.com

En el corazón de La Plata, una historia de pasión por la cocina y raíces italianas dio origen a un emprendimiento que conquistó el paladar de miles de argentinos. Augusto Fernández Rubbi y Agustina Risso, conocidos como Sam y Tina, comenzaron con un horno prestado y un sueño que, con esfuerzo y determinación, se convirtió en la primera focacceria del país. Lo que inició como un pasatiempo en plena pandemia hoy es un fenómeno gastronómico que emplea a 50 personas y provee a 40 locales en La Plata.

Focaccia

Un comienzo inesperado

La idea de Lebrel, como llamaron a su emprendimiento, surgió en el departamento que compartían durante la pandemia de COVID-19. Un día, por curiosidad y para pasar el tiempo, probaron hacer una focaccia. "Venimos de familias italianas, pero nunca nos cocinaron focaccia. Cuando la hicimos y una prima nos la quiso comprar, nos dimos cuenta de que podía ser algo más que un hobby", cuenta Tina.

El primer pedido fue una sencilla focaccia con romero, pero la chispa del negocio ya había encendido. Lo que comenzó con ventas a familiares y amigos rápidamente se extendió a clientes de un emprendimiento gastronómico paralelo que tenía Augusto. "Hacíamos sándwiches con pan de focaccia y la gente empezó a pedirnos el pan solo. Ahí supimos que había algo grande por explorar", agrega Sam.

Focaccia

De la cocina del hogar al primer local

Con un horno prestado y la mesa del living cubierta con film para amasar, la pareja comenzó a producir focaccias en grandes cantidades. El éxito fue inmediato y el departamento pronto quedó chico. "No teníamos espacio ni para un pote de queso crema en la heladera", recuerda Tina. Decidieron entonces dar el salto y buscar un local para abrir su propia fábrica de focaccias, un concepto hasta entonces inédito en Argentina.

En marzo de 2021, con una inversión de $200.000, abrieron las puertas del primer local de Lebrel. "Desde el primer día, la respuesta fue increíble. Sabíamos que teníamos algo especial entre manos", afirma Sam. Inspirados en su galgo adoptado, Boris, eligieron el nombre Lebrel por las características de la raza: ágil, resiliente y adaptable, valores que ellos también reflejaban en su camino emprendedor.

Focaccia

El crecimiento imparable

Lo que comenzó como un pequeño local de panificación artesanal hoy es un referente gastronómico en La Plata. La pareja abrió tres locales adicionales: una panadería, una proveeduría y un restaurante donde sirven platos tradicionales italianos. Además, distribuyen sus focaccias a más de 40 comercios.

"Lo más gratificante es poder generar empleo. Arrancamos solos y hoy somos una familia de 50 personas que aman lo que hacen", dice Tina. Muchos de sus empleados los acompañan desde el primer día, consolidando un equipo comprometido con la calidad y la atención al cliente.

Un homenaje a la tradición italiana

Sam, quien estudió cocina en el IAG, perfeccionó su receta de manera autodidacta, buscando revivir un clásico de la gastronomía italiana. "La focaccia no es solo un pan, es una experiencia. Queríamos que la gente la conociera y se enamorara de ella", explica. Y lo lograron. En sus locales, los clientes pueden disfrutar de focaccias al corte con ingredientes premium como champiñones, queso azul y reggianito, además de sándwiches estrella como el de porchetta, que ronda entre los $7900 y $11.900.

Focaccia

Un futuro con nuevos desafíos

A pesar del crecimiento exponencial, Sam y Tina no se conforman. "Siempre estamos reinvirtiendo y buscando nuevas formas de mejorar. No solo en lo gastronómico, sino también en la experiencia del cliente y el bienestar de nuestro equipo", comenta Sam. Para ellos, el próximo paso es seguir expandiendo la marca, con la idea de llevar Lebrel a otras ciudades del país.

"Soñamos con que la focaccia sea tan común en Argentina como una medialuna o un pebete. Queremos que la gente la incorpore en su día a día y la disfrute como parte de nuestra cultura gastronómica", concluye Tina.

Con esfuerzo, creatividad y una pasión inquebrantable, esta pareja demostró que un simple pan puede convertirse en un ícono culinario. Lebrel es mucho más que un negocio: es el sueño de dos emprendedores que apostaron por lo artesanal y conquistaron un mercado con sabor a Italia.

Focaccia



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