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En el corazón de la Pampa Húmeda, donde el paisaje se tiñe de verde y las abejas vuelan de flor en flor, un innovador proyecto está transformando la apicultura argentina. Lejos de ser una simple cuestión de producción de miel, este proyecto tiene un objetivo más grande: mejorar la productividad y la resistencia de las abejas mediante la selección de reinas con ADN local. De esta forma, no solo se busca optimizar la cantidad de miel, sino también fortalecer la sanidad de las colonias y combatir amenazas como el ácaro varroa.
Argentina es una potencia mundial en la producción de miel, y la apicultura ocupa un lugar central en la economía rural. Con más de 22 provincias involucradas en esta actividad, la Pampa Húmeda es el epicentro de la producción nacional, concentrando el 60% de las colmenas del país. Sin embargo, a pesar de su gran importancia, este sector enfrenta desafíos como el cambio climático, las enfermedades y, sobre todo, el ácaro varroa, una plaga que amenaza la salud de las colonias.
Para combatir estos problemas, un grupo de científicos y apicultores locales decidió poner en práctica un proyecto único: seleccionar y criar reinas adaptadas al entorno local para mejorar la genética de las colonias.
El proyecto comenzó en dos apiarios experimentales, ubicados en General Pico (La Pampa) y Villa Mercedes (San Luis). En estos apiarios, se probaron reinas de diferentes regiones del país, como Buenos Aires, Mendoza y Neuquén, pero también se incluyó genética local, nacida y criada en las mismas tierras donde se lleva a cabo el experimento. Los científicos evaluaron distintos parámetros: el desarrollo de las colonias, la mansedumbre de las abejas, la producción de miel y la incidencia del ácaro varroa.
Y los resultados no tardaron en llegar. “Hemos observado un desarrollo significativo en las colonias con genética local. No solo producen más miel, sino que también son más resistentes a enfermedades y parásitos”, asegura Guillermo Felice, extensionista del INTA. La adaptación de las abejas a su entorno no solo mejora la producción, sino que también asegura la sostenibilidad del ecosistema.
Tras dos temporadas de trabajo, los primeros resultados son alentadores. Las colonias con abejas de genética local han mostrado una mayor producción de miel y un desarrollo más saludable, con una incidencia reducida del temido ácaro varroa. Esto ha permitido a los apicultores contar con un material genético de alta calidad, que mejora año tras año.
Además, el proyecto ha generado una colaboración estrecha entre técnicos y apicultores, lo que ha fortalecido las relaciones en el sector y abierto nuevas puertas para los productores. “Este tipo de trabajo en equipo ha permitido un cambio significativo, ayudando a los apicultores a ser más competitivos en el mercado global”, agrega Felice.
El camino no termina aquí. El siguiente paso es continuar evaluando la descendencia de estas colonias para consolidar un banco genético robusto, que garantice la competitividad y sostenibilidad de la apicultura en Argentina. Al mejorar la genética de las abejas, no solo se beneficia la producción de miel, sino que también se protege la biodiversidad y la polinización de cultivos esenciales para la alimentación.
Este proyecto es un claro ejemplo de cómo la ciencia, la tradición y el compromiso local pueden transformar un sector clave de la economía argentina. Al apostar por reinas de abejas adaptadas al ADN local, la apicultura regional se fortalece y abre un horizonte prometedor para la producción de miel en el país.