Por Agroempresario.com
El inicio de 2025 ha estado marcado por una creciente volatilidad en los mercados financieros internacionales, y los activos argentinos no han sido ajenos a este panorama. A pesar de los récords alcanzados por los bonos y acciones locales en 2024, este año los inversores están observando con mayor cautela, mientras el riesgo país vuelve a acercarse a los 650 puntos básicos. Para mitigar la ansiedad de los inversores y garantizar la estabilidad económica, tanto el presidente Javier Milei como el ministro de Economía Luis Caputo han tomado la palabra, buscando generar confianza con mensajes claros sobre el rumbo que tomará Argentina.
La incertidumbre global y los desafíos financieros internos han llevado al Gobierno a mostrar señales de firmeza respecto al plan económico. Uno de los temas más sensibles y esperados es la apertura del mercado cambiario, cuyo impacto será clave para la recuperación de los activos argentinos. Desde el Ejecutivo, se enfatiza que la reducción del riesgo país y la normalización del mercado de divisas son esenciales para recuperar el acceso a financiamiento externo a tasas competitivas.
En lo que va de este año, el mercado argentino ha vivido días de altibajos. Los bonos, que habían disfrutado de una racha positiva durante 2024, ahora enfrentan una presión renovada, y el riesgo país se resiste a caer por debajo de los 600 puntos. Ante este escenario, el presidente Milei se mostró más preciso respecto a la apertura del cepo cambiario, una de las principales expectativas de los inversores internacionales.
Durante una intervención reciente, el presidente dejó en claro que su objetivo es implementar la unificación del mercado cambiario antes del 1 de enero de 2026, como máximo. Aunque evitó entrar en detalles sobre las condiciones exactas para este proceso, afirmó que la posibilidad de adelantar la fecha dependerá de los avances en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta afirmación trajo algo de tranquilidad al mercado, que ya había descartado cambios sustanciales antes de las elecciones legislativas.
El mercado, no obstante, sigue esperando señales concretas sobre la salida del cepo. Para los inversores internacionales, la normalización del tipo de cambio es crucial, y si bien el Gobierno insiste en que la economía puede seguir creciendo con el cepo, se reconoce que el riesgo país no se reducirá de manera significativa sin una apertura cambiaria efectiva. Milei se ha alineado con posturas económicas previas, como las de Domingo Cavallo, quien ha señalado que la baja del riesgo país está estrechamente vinculada con el levantamiento de las restricciones cambiarias.
Luis Caputo, por su parte, ha sido aún más explícito en sus declaraciones, apuntando directamente a la estabilidad fiscal como uno de los pilares del gobierno. En sus recientes comentarios a través de la red social X, el ministro de Economía sostuvo que el gobierno argentino está plenamente consciente de los posibles choques externos, como los que se están viviendo en los mercados internacionales, pero destacó que la clave para mitigarlos es garantizar que el país mantenga un orden fiscal y monetario inquebrantable.
Caputo destacó que el Gobierno seguirá luchando contra el gasto público excesivo, buscando un superávit fiscal que permita avanzar con la reducción de impuestos, una promesa clave de la gestión de Milei. Este enfoque tiene como objetivo dar señales claras a los inversores sobre la sostenibilidad económica del país, particularmente en un contexto global incierto.
A pesar de los esfuerzos por calmar la ansiedad de los inversores, el mercado argentino ya no está dispuesto a asumir riesgos tan grandes como en 2024. Si bien el interés por los activos locales sigue siendo alto, los precios ya no son tan atractivos como el año pasado, lo que ha generado una mayor cautela por parte de los fondos internacionales. En particular, los bonos argentinos han dejado de ser la estrella del mercado, y ahora los inversores están buscando mayores certezas antes de comprometer su capital.
A medida que la incertidumbre global y local persiste, los activos argentinos se han vuelto más volátiles. Aunque el Gobierno sigue apostando por la reducción del riesgo país y la apertura del mercado cambiario, los analistas advierten que los retornos extraordinarios que se vieron en 2024 son poco probables en el corto plazo. El interés por el país sigue, pero los inversores son conscientes de que las condiciones cambiarias y fiscales deben ser más estables para lograr un nuevo ciclo de crecimiento.
En este contexto, Brasil ha comenzado a aprovechar la oportunidad para atraer a los inversores internacionales que buscan nuevas oportunidades. Después de una caída del 30% en 2024, Brasil ha tomado medidas para fortalecer su economía, como la subida de tasas de interés y la acumulación de reservas, lo que ha generado un ambiente favorable para los mercados financieros. El índice EWZ, que agrupa a las principales acciones brasileñas en Wall Street, ha subido un 12% en lo que va del año, reflejando uno de los mejores desempeños de los mercados emergentes en 2025.
Esta situación pone de relieve la competencia que enfrenta Argentina en la atracción de capital extranjero, ya que los inversores se vuelven más selectivos en un escenario de alta volatilidad global. Brasil, con su estabilidad monetaria y una política fiscal más conservadora, se presenta como una opción atractiva para los fondos internacionales.