Por Agroempresario.com
La Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) alertó sobre la elevada informalidad en la comercialización de trigo y sus derivados en el país, lo que afecta la competitividad del sector y genera un importante impacto fiscal. Según un informe del organismo, cerca de un millón de toneladas de trigo son vendidas sin registrarse, impactando la industria molinera y distorsionando el mercado.
En 2024, la molienda de trigo en la industria argentina alcanzó las 6.248.266 toneladas, representando un 39,4% de la producción total del cereal en la campaña 2023-2024. Esto derivó en la producción de aproximadamente 4,68 millones de toneladas de harina y 1,56 millones de toneladas de afrecho. Sin embargo, FAIM destacó que la evasión fiscal y la competencia desleal siguen siendo un desafío para el sector y la economía del país.
FAIM estima que el millón de toneladas de trigo comercializadas de manera irregular equivale a 199,4 mil millones de pesos. A través de su industrialización, estos productos generan harina y afrecho valuados en 285.000 millones y 34.750 millones de pesos, respectivamente. Esto significa que el 13,8% de la producción de harina y afrecho en Argentina estaría dentro del circuito informal.
El informe resalta que esta práctica no solo afecta la recaudación impositiva, sino que también perjudica a los empresarios que operan en regla, ya que deben enfrentar una competencia desleal que podría comprometer su sostenibilidad.
Según FAIM, la evasión fiscal derivada de esta informalidad alcanza los 28.485 millones de pesos, afectando impuestos nacionales y provinciales como el IVA, el Impuesto a las Ganancias, el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios, y el Impuesto a los Ingresos Brutos. De este total, el 46,1% proviene de la venta de trigo informal, mientras que el 53,9% se origina en la comercialización irregular de harina y afrecho.
Además, la evasión fiscal se extiende a la segunda industrialización de la harina, donde se producen panificados, galletitas y pastas. Si toda la harina generada informalmente se destinara a estos productos, la evasión total alcanzaría los 240.500 millones de pesos. La mayor parte de esta evasión provendría del IVA (41,3%), seguido por el Impuesto a las Ganancias (27,7%), Ingresos Brutos (17,2%) y Débitos y Créditos Bancarios (13,8%).
El perjuicio fiscal derivado de la informalidad en la cadena de trigo y farináceos tiene implicancias significativas en términos sociales. FAIM estima que los impuestos evadidos podrían haber financiado aproximadamente 282.400 Tarjetas Alimentar para familias con dos hijos durante un año o 238.400 Asignaciones Universales por Hijo (AUH) en el mismo período.
A nivel provincial, solo la evasión de Ingresos Brutos en Buenos Aires equivaldría al pago de salarios para 50.600 residentes médicos de primer año o 76.130 maestros de grado. Esta pérdida de recursos impacta directamente en la capacidad del Estado para financiar programas sociales, educativos y sanitarios.
Desde FAIM destacan la importancia de avanzar en medidas para combatir la informalidad en la cadena de trigo y farináceos. Enfatizan la necesidad de una mayor fiscalización y control por parte de las autoridades, así como de políticas que fomenten la formalización de los actores involucrados.
El informe concluye que la informalidad no solo perjudica a las arcas públicas, sino que también pone en riesgo la competitividad del sector. Para garantizar un crecimiento sostenible y equitativo, es fundamental reducir la evasión fiscal y asegurar condiciones de competencia justa para todos los actores del mercado.