Por Agroempresario.com
Junior Bridgeman, un nombre que resuena entre los fanáticos del baloncesto, es conocido por su paso por la NBA, donde se destacó como uno de los mejores sextos hombres, jugando para los Milwaukee Bucks. Sin embargo, lo que la mayoría de las personas no sabe es que después de su retiro, Bridgeman construyó un imperio empresarial que lo llevó a convertirse en multimillonario. Hoy, a los 71 años, Bridgeman sigue activo en sus negocios y continúa siendo un referente de éxito en el mundo de los negocios y del deporte.
Nacido en East Chicago, Indiana, en 1953, Junior Bridgeman creció en un hogar modesto, donde su padre trabajaba en la fábrica de acero y realizaba trabajos adicionales como limpiar bares y lavar vidrieras para complementar sus ingresos. A pesar de los desafíos de su infancia, Bridgeman desarrolló una sólida ética de trabajo y una mentalidad orientada hacia el éxito. Su madre, ama de casa, y su padre, trabajador incansable, le inculcaron valores como el respeto, la dignidad y la importancia de nunca rendirse, cualidades que lo acompañarían a lo largo de su carrera.
Desde joven, Bridgeman mostró interés por el deporte y, aunque comenzó en el fútbol americano, pronto descubrió su pasión por el baloncesto. Fue en la Universidad de Louisville donde comenzó a destacar, y con su altura de 1,96 metros y su talento en la cancha, rápidamente se ganó el reconocimiento. En 1975, fue seleccionado por los Los Angeles Lakers en la primera ronda del draft de la NBA, pero, en un giro inesperado, fue traspasado a los Milwaukee Bucks en un intercambio histórico por el legendario Kareem Abdul-Jabbar.
Durante sus 12 temporadas en la NBA, 10 de ellas con los Bucks, Bridgeman nunca ganó un título, pero se consolidó como un jugador valioso y respetado. Fue un excelente sexto hombre, un puesto crucial para el éxito de su equipo. A pesar de su éxito en la cancha, el salario de Bridgeman no superaba los 350,000 dólares por año, lo que lo motivó a comenzar a pensar en su futuro fuera del baloncesto.
A diferencia de muchos otros jugadores de la NBA que gastan su dinero en lujos, Bridgeman comenzó a invertir en negocios durante su carrera. Recibió consejos de Jim Fitzgerald, dueño de los Milwaukee Bucks, quien lo incentivó a invertir en una compañía de cable en crecimiento. Con una inversión inicial de 150,000 dólares durante cinco años, Bridgeman logró triplicar su inversión y ganar cerca de 700,000 dólares, más del doble de lo que había ganado en la mayoría de sus temporadas en la NBA.
En 1987, aprovechando la experiencia adquirida con la empresa de cable, Bridgeman incursionó en el mundo de las franquicias de comida rápida. Junto con el exjugador Paul Silas, invirtió 100,000 dólares en un local de Wendy’s en Brooklyn. La falta de experiencia en la industria les jugó en contra, y un incendio destruyó el negocio. Sin embargo, Bridgeman no se rindió. A pesar del fracaso, decidió aprender todo lo posible sobre la industria de los restaurantes y se sumergió en el trabajo, desde las tareas de cajero hasta la gestión en la cocina.
Para 1989, Bridgeman ya había reconstruido su franquicia Wendy’s en Brooklyn. Gracias a su persistencia, su habilidad para aprender rápidamente y su dedicación a mejorar la cultura empresarial, logró convertir el negocio en un éxito. No solo logró que los ingresos de las franquicias aumentaran, sino que también cambió la forma en que operaban los restaurantes. Contrató a exconvictos, les dio oportunidades de trabajo y les ofreció programas de rehabilitación, demostrando un compromiso genuino con las personas que trabajaban para él.
A lo largo de los años, el imperio de Bridgeman en el sector de la comida rápida creció a pasos agigantados. Para 2015, Bridgeman tenía más de 500 franquicias de Wendy’s, Chili’s y Pizza Hut, generando más de 500 millones de dólares en ingresos anuales. Sin embargo, decidió vender la mayoría de sus restaurantes en 2016 por una cifra estimada en 250 millones de dólares. Utilizó las ganancias de la venta para realizar una inversión estratégica: compró la embotelladora Heartland Coca-Cola por aproximadamente 290 millones de dólares.
La adquisición de la embotelladora resultó ser una de las decisiones más acertadas de su carrera. A medida que Coca-Cola reducía su presencia en el mercado, Bridgeman logró expandir su negocio, triplicando sus ingresos en los últimos años. Hoy, su embotelladora genera casi 1,000 millones de dólares anuales en ingresos y está en constante crecimiento.
El éxito de Bridgeman no se debe solo a su habilidad empresarial, sino también a su enfoque en los valores. A lo largo de su carrera, siempre priorizó a las personas por encima de los negocios. Creía que si cuidaba a su equipo y les mostraba que realmente se preocupaba por ellos, ellos cuidarían el negocio. Esta filosofía lo llevó a invertir tiempo y recursos en la formación y el bienestar de sus empleados.
Bridgeman también diversificó sus inversiones en otros sectores. En 2020, adquirió las revistas Ebony y Jet por aproximadamente 14 millones de dólares, y en 2021 compró un 10% de los Milwaukee Bucks, su antiguo equipo, por 300 millones de dólares. Además, tiene participaciones en empresas de medios y en franquicias de Wendy’s y Fazoli’s, que suman un valor estimado de 100 millones de dólares.
Hoy en día, el patrimonio neto de Bridgeman se estima en 1,400 millones de dólares, lo que lo coloca en la élite de los multimillonarios. Solo otros tres jugadores de la NBA, Michael Jordan, Magic Johnson y LeBron James, han alcanzado este nivel de riqueza. Sin embargo, Bridgeman lo logró sin el mismo nivel de exposición mediática que estos jugadores, lo que hace su historia aún más inspiradora.
A pesar de su éxito, Bridgeman sigue pensando en el futuro. Su principal objetivo es asegurar la estabilidad financiera de su familia y transmitir sus conocimientos empresariales a la siguiente generación. Como dueño minoritario de los Milwaukee Bucks, espera influir en los jóvenes jugadores y enseñarles a manejar su dinero de manera sabia y estratégica.
La historia de Junior Bridgeman es un ejemplo de cómo el éxito no solo se logra en la cancha, sino también en el mundo empresarial. Su enfoque en el trabajo duro, la ética y la visión a largo plazo lo ha convertido en un modelo a seguir para las futuras generaciones de deportistas y empresarios.