Por Agroempresario.com
El maracuyá, conocido también como fruta de la pasión o granadilla, ha despertado el interés de expertos en nutrición debido a su excepcional perfil nutricional. Originaria de regiones tropicales como América del Sur, Australia, Sudáfrica e India, esta fruta exótica se destaca por su alto contenido de proteínas, antioxidantes y fibra, convirtiéndose en una opción ideal para quienes buscan mejorar su alimentación de manera saludable.
El maracuyá es una excelente fuente de vitaminas y minerales esenciales. Es rico en vitamina A, fundamental para la salud ocular, la piel y el sistema inmunológico, y en vitamina C, que fortalece las defensas del organismo y mejora la absorción del hierro. Además, aporta minerales clave como potasio, fósforo y magnesio, los cuales favorecen la salud ósea y el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Un aspecto que diferencia al maracuyá de otras frutas es su notable contenido proteico. Mientras la mayoría de las frutas aportan menos de 1 gramo de proteína por porción, el maracuyá proporciona aproximadamente 5 gramos, una cantidad comparable a la de un huevo. Esta característica lo convierte en una opción atractiva para quienes buscan fuentes vegetales de proteínas.
El maracuyá contiene potentes antioxidantes como los flavonoides, la vitamina C y los polifenoles, que combaten el daño celular causado por los radicales libres. Estos compuestos ayudan a reducir la inflamación y disminuyen el riesgo de enfermedades cardiovasculares y degenerativas. Su alto contenido en fibra también contribuye a reducir el colesterol LDL ("malo"), favoreciendo la salud del corazón.
La fibra presente en el maracuyá favorece la salud digestiva al promover el tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento. Además, al ser una fruta con un bajo índice glucémico, contribuye a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, lo que la hace apta para personas con diabetes. Su capacidad para generar sensación de saciedad ayuda en la regulación del peso corporal.
Investigaciones sugieren que un compuesto presente en las semillas del maracuyá, conocido como piceatanol, puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Un estudio de 2017 halló que hombres con sobrepeso que consumieron 20 mg de piceatanol al día durante ocho semanas mostraron mejoras en su metabolismo.
El maracuyá contiene triptófano, un aminoácido esencial para la producción de serotonina y melatonina, hormonas que regulan el estado de ánimo y el ciclo del sueño. Consumirlo en la noche podría ayudar a mejorar la calidad del descanso y reducir el estrés.
Gracias a su contenido en vitamina A y antioxidantes, el maracuyá contribuye a mantener una piel sana y radiante. Además, la presencia de minerales como el magnesio y el fósforo favorece la salud ósea, ayudando a prevenir enfermedades como la osteoporosis.
El maracuyá es una fruta versátil que puede disfrutarse de diversas formas. Se puede consumir directamente, extrayendo la pulpa con una cuchara, o incorporarlo en jugos, batidos, ensaladas y postres. También es común su uso en la preparación de mermeladas, salsas y cócteles. Sin embargo, debido a que su jugo no responde bien a la conservación por calor, se recomienda congelarlo si se desea almacenarlo por más tiempo.
Aunque el maracuyá es seguro para la mayoría de las personas, se recomienda precaución en quienes tienen alergia al látex, ya que algunas proteínas de la fruta pueden desencadenar reacciones adversas. Además, la cáscara de la variedad morada contiene compuestos que, en grandes cantidades, podrían ser tóxicos, aunque esta parte de la fruta no suele consumirse.