Por Agroempresario.com
Un nuevo ataque de pumas en el partido de San Nicolás, más precisamente en la localidad de Conesa, dejó un saldo negativo para los productores agropecuarios de la zona, con pérdidas millonarias estimadas en $1.150.000. Esteban Lescano, productor de la región, denunció el ataque ocurrido este jueves en un campo de la familia Torno, donde los felinos ingresaron al corral y mataron a 23 ovejas, además de llevarse seis corderos pequeños.
Lescano relató que, aunque los ataques de pumas no son nuevos, la forma en que actuaron esta vez es diferente. "Hace dos años atrás se comieron varios animales, pero esta vez se metieron al corral, nunca había pasado y por su propia naturaleza mataron a las ovejas", explicó. Según el productor, los pumas solían evitar los corrales, pero ahora la situación parece haber cambiado. Este ataque es una muestra más de la creciente presencia de estos animales en la zona rural bonaerense.
El productor aseguró que no se trató de un solo puma debido al nivel de daño que provocaron, por lo que consideró que más de un ejemplar podría haber sido responsable. A su vez, agregó que la presencia de pumas en los caminos rurales de Conesa se ha vuelto cada vez más común. "Es habitual ver un puma en los caminos rurales de esta zona del norte bonaerense", señaló. Además, destacó que las antiguas taperas en los campos se han convertido en refugios donde los pumas se reproducen, lo que contribuye al aumento de ataques en la región.
El impacto de estos ataques es significativo para los productores, quienes ven afectada no solo la producción, sino también la rentabilidad de sus campos. A pesar de las pérdidas, Lescano descartó que los pumas representen un peligro para los habitantes rurales, ya que, según indicó, cuando los felinos se encuentran con seres humanos, suelen huir rápidamente. Sin embargo, lamentó que los ataques no puedan ser denunciados de manera formal, lo que deja a los productores en una situación de vulnerabilidad constante.
"Los productores debemos convivir con este riesgo sin que haya un control efectivo o soluciones claras", afirmó Lescano, quien aseguró que la falta de políticas públicas para enfrentar el problema agrava aún más la situación. En la región de Conesa, los ataques de pumas han provocado pérdidas millonarias, un escenario que se replica en otras áreas del país donde los productores enfrentan problemas similares debido al crecimiento de la fauna silvestre.
Para proteger al ganado, los productores recurren a métodos tradicionales como el uso de burros en los rodeos de vacas. Estos animales, conocidos por su temperamento defensivo, actúan como una barrera natural para ahuyentar a los pumas. Sin embargo, este método no siempre es suficiente para frenar los ataques, lo que deja a los productores en una situación de constante preocupación. "El burro se usa en los rodeos de vacas para ahuyentar al puma", explicó Lescano, pero reconoció que la presencia de estos felinos sigue aumentando.
Además de los pumas, los productores de la región también deben lidiar con otras amenazas como los jabalíes y los ciervos axis, que, aunque no atacan directamente al ganado, compiten por los recursos forrajeros y afectan la productividad en campos dedicados a la cría de ovejas y vacas. La falta de depredadores naturales y la ausencia de programas oficiales de control contribuyen a que los ataques de fauna silvestre se sigan incrementando sin una solución a la vista.
El aumento de los ataques de fauna silvestre varía según la región del país. En la Patagonia, el principal desafío es el control del puma y el guanaco, mientras que en provincias como La Pampa, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos, los jabalíes y los ciervos axis son las principales amenazas. En el caso de Buenos Aires, como en Conesa, los ataques de pumas han generado daños millonarios y una creciente sensación de indefensión entre los productores.
Los productores insisten en la necesidad de políticas públicas que frenen el avance de la fauna silvestre sobre la actividad productiva, ya que, de lo contrario, el daño económico seguirá aumentando y las pérdidas serán cada vez más difíciles de enfrentar.