Por Agroempresario.com
En el marco de la cuarta temporada del Ciclo Audiovisual "Comunicándonos en Agroempresario.com", recibimos a Alejandro Pannuzio, Profesor Titular de riego en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), en una entrevista exclusiva con Fernando Vilella, Director de Desarrollo Estratégico y Contenidos de Agroempresario.com. Durante el diálogo, Pannuzio, una voz influyente en el ámbito del uso del agua en la agricultura argentina, expuso su visión sobre las oportunidades que ofrece el riego para mejorar la producción agrícola en el país. A través de un análisis detallado, destacó la importancia de la infraestructura de riego y la gestión eficiente de los recursos hídricos, subrayando que Argentina tiene el potencial para convertirse en un líder mundial en producción agrícola.
Argentina cuenta con una impresionante cantidad de agua superficial, aproximadamente 26 millones de litros por segundo, concentrados en el Río de la Plata. Esta abundancia hídrica, sin embargo, contrasta con la limitada superficie agrícola que actualmente se riega. Según Pannuzio, sólo alrededor de 2.5 millones de hectáreas de las 30 millones disponibles están bajo riego, lo que revela un potencial de crecimiento significativo. Este desbalance resalta la necesidad urgente de una estrategia nacional que aproveche estos recursos para maximizar la producción agrícola y asegurar la sostenibilidad a largo plazo.
Durante su intervención, Pannuzio destaca que el riego no solo es una cuestión de cantidad de agua, sino de infraestructura adecuada. En su experiencia, ha observado ejemplos en países como Egipto, donde la infraestructura de riego es un bien público fundamental para el desarrollo agrícola. "Para aprovechar el potencial del Río de la Plata, necesitamos obras de riego y drenaje que permitan gestionar tanto la escasez como los excesos de agua", afirma. La inversión en infraestructura no solo mejoraría la eficiencia del uso del agua, sino que también podría transformar comunidades rurales al proporcionar empleos y mejorar la calidad de vida.
El profesor señala que, a pesar de la cantidad de precipitaciones en Argentina, existe una necesidad urgente de gestionar adecuadamente los recursos hídricos. "La reposición de agua en el ciclo hidrológico es importante, pero también lo es la calidad del agua subterránea, especialmente en regiones con altos niveles de salinidad", explica. Esta gestión integral es clave para garantizar que el agua disponible se utilice de manera sostenible y eficiente, evitando la contaminación y la sobreexplotación de acuíferos que podrían comprometer la agricultura en el futuro.
Uno de los temas centrales de su discurso es la relación entre riego y productividad. Pannuzio menciona que, en comparación con otros países, Argentina tiene un bajo porcentaje de hectáreas regadas, lo que limita su capacidad para alcanzar rendimientos óptimos. "Si incrementamos la superficie bajo riego, podríamos ver un aumento significativo en la producción agrícola, lo que generaría estabilidad económica y empleos en las comunidades rurales", argumenta. Este aumento en la productividad no solo beneficiaría a los agricultores, sino que también podría contribuir a la seguridad alimentaria del país y mejorar la balanza comercial a través de exportaciones agrícolas.
El impacto de la sequía en la producción es otro aspecto que Pannuzio resalta. En los últimos años, las sequías han llevado a una disminución drástica en la producción de granos, afectando no solo a los agricultores, sino a toda la cadena de valor. "La producción agrícola en esquemas de secano es vulnerable. Incrementar el riego podría mitigar estos problemas y garantizar una producción más constante", añade. La variabilidad climática plantea desafíos significativos, y el riego se presenta como una solución viable para asegurar la producción frente a condiciones adversas, protegiendo así la economía rural y la estabilidad de los mercados.
Sin embargo, Pannuzio también advierte sobre la incertidumbre que enfrentan los productores al invertir en riego. "La falta de previsibilidad en las políticas económicas y fiscales es una gran limitante. Los agricultores necesitan un horizonte claro para planificar sus inversiones a largo plazo", sostiene. Esta incertidumbre se traduce en una reticencia a invertir en tecnologías de riego que podrían mejorar la eficiencia y la producción. Además, el acceso a financiamiento es crucial. Pannuzio menciona que, aunque existan créditos disponibles, la incertidumbre sobre cambios en las regulaciones o impuestos puede disuadir a los productores de invertir en tecnología de riego. "Es fundamental que se establezcan condiciones estables para fomentar la inversión en infraestructura de riego", enfatiza, sugiriendo que una política clara y coherente podría desbloquear el potencial de inversión en el sector.
En cuanto a las tecnologías de riego, Pannuzio destaca el riego por goteo subterráneo como una opción eficiente que ha demostrado ser efectiva en otras partes del mundo. "Este sistema permite un uso más eficiente del agua y puede adaptarse a diferentes tipos de suelo, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para maximizar la producción", explica. La implementación de tecnologías avanzadas no solo optimiza el uso del agua, sino que también puede reducir costos a largo plazo y aumentar la resiliencia de los cultivos frente a condiciones climáticas extremas.
El profesor también hace hincapié en la importancia de la formación académica en riego. "Muchos estudiantes de agronomía no reciben la capacitación adecuada sobre riego. Es esencial que las facultades incluyan este tema en sus planes de estudio para preparar a los futuros profesionales", señala. La educación en riego es crucial para desarrollar una nueva generación de agricultores y agrónomos que comprendan la importancia de la gestión del agua y puedan implementar prácticas sostenibles en el campo.
Finalmente, Pannuzio concluye con una nota optimista. "Creo firmemente que Argentina tiene un futuro brillante en términos de riego y producción agrícola. Si logramos unir esfuerzos entre el sector público y privado, podremos transformar nuestra agricultura y generar un impacto positivo en la economía del país", dice con esperanza. En resumen, Alejandro Pannuzio presenta una visión clara y fundamentada sobre el potencial del riego en Argentina. Su llamado a la acción es una invitación a todos los actores involucrados a trabajar juntos para aprovechar al máximo los recursos hídricos del país y garantizar un futuro sostenible para la agricultura argentina. La colaboración y la inversión en infraestructura y educación son pasos cruciales para asegurar que Argentina pueda alcanzar su pleno potencial agrícola en el siglo XXI.