Los costos económicos del ataque de Trump al comercio mundial

Por Agroempresario.com

Donald Trump, con su enfoque disruptivo de la política exterior y económica, ha dejado huellas profundas en el comercio mundial y las relaciones internacionales. Dos decisiones clave, que abarcan tanto el comercio como la política de alianzas, han tenido efectos de largo alcance: la imposición de aranceles a los principales socios comerciales de Estados Unidos y la suspensión de la ayuda militar a Ucrania. Estas acciones no solo desafían las normas establecidas durante décadas, sino que también apuntan a desmantelar el sistema comercial global que Estados Unidos ayudó a crear.

Una de las decisiones más significativas de Trump fue imponer aranceles del 25% sobre las importaciones provenientes de Canadá y México, y del 10% sobre las importaciones chinas, además de un incremento adicional del 10% impuesto el mes pasado. También se espera que continúe con un arancel del 25% sobre las importaciones de la Unión Europea (UE). Juntas, estas economías representan el 61% de las importaciones estadounidenses de mercancías. Sin embargo, más allá de los efectos directos sobre el comercio, estas políticas demuestran un enfoque proteccionista y un giro hacia el aislamiento económico.

Pero Trump no se detuvo ahí. La otra decisión crucial fue suspender la ayuda militar a Ucrania, un país bajo asedio de Rusia, lo que ha dejado a la nación ucraniana con una difícil elección entre la rendición o la derrota. Este movimiento, que favorece a Rusia, está alineado con las creencias y la afinidad de Trump por el presidente ruso, Vladimir Putin. Para él, la relación con Rusia parece ser de mayor valor estratégico que las históricas alianzas con Europa, y esto está marcando un cambio significativo en la política exterior de Estados Unidos.

Estos movimientos no son meramente diplomáticos; tienen un peso económico significativo. Según Maurice Obstfeld, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), los déficits comerciales de Estados Unidos no se deben a las prácticas desleales de sus socios comerciales, sino a los excesos fiscales del país. El déficit fiscal federal de Estados Unidos, que actualmente ronda el 6% del PIB, es el principal responsable de los déficits comerciales. Intentar reducir estos déficits mediante la imposición de aranceles es como tratar de aplanar un globo completamente lleno. Los aranceles no abordan el problema subyacente: la desalineación fiscal del país.

De hecho, las críticas de Trump sobre la Unión Europea son infundadas. Según él, la UE fue creada con el propósito de perjudicar a Estados Unidos. En sus palabras, “la Unión Europea se formó para perjudicar a EE.UU. y lo ha hecho muy bien”. Sin embargo, esta visión no tiene en cuenta los beneficios mutuos que han surgido de la cooperación económica y política entre ambos bloques. La UE se formó como una respuesta a la devastación de dos guerras mundiales, buscando no solo la estabilidad económica, sino también la paz en Europa. Estados Unidos, en el pasado, comprendió y promovió esta visión como una forma de evitar futuros conflictos en el continente.

Trump, sin embargo, parece no entender que las críticas al comercio bilateral de mercancías entre EE.UU. y la UE no son la realidad completa. Como señala el economista danés Jesper Rangvid, Trump solo se enfoca en el comercio de bienes, ignorando los servicios y los beneficios económicos derivados del capital y la mano de obra exportada. Los Estados Unidos tienen un superávit en servicios y, a pesar de su déficit comercial con la UE en bienes, la balanza por cuenta corriente con la eurozona está casi equilibrada. En resumen, los déficits comerciales bilaterales de EE.UU. con la UE son menos relevantes cuando se toma en cuenta el conjunto de la economía.

Las implicaciones de los aranceles son devastadoras para los países afectados, especialmente para México y Canadá. En 2023, las exportaciones de mercancías a EE.UU. representaron el 27% y el 21% del PIB de estos países, respectivamente. Para la UE, el impacto es menor, representando solo el 2.9% de su PIB, pero aún así, el arancel del 25% sigue siendo una agresión económica significativa. Las relaciones comerciales transatlánticas quedarían gravemente afectadas, y la UE tendría que tomar represalias, lo que dañaría las relaciones a largo plazo.

Más allá de los aranceles, lo más devastador para el orden mundial es la política de Trump hacia Ucrania. La suspensión de la ayuda militar a Ucrania, en el momento en que el país se enfrenta a la invasión rusa, subraya una falta de compromiso con las democracias occidentales. Trump parece subestimar tanto la determinación del pueblo ucraniano por mantener su soberanía como la necesidad de Europa de seguir cooperando en materia de defensa.

El desprecio por los aliados tradicionales de Estados Unidos ha colocado a Europa en una situación difícil. Como advirtió Friedrich Merz, futuro canciller de Alemania, Europa debe fortalecerse rápidamente y buscar su independencia de EE.UU. Esto incluye la aceleración de la transferencia de reservas rusas incautadas y un aumento considerable en la defensa europea. Si Europa es capaz de colaborar eficazmente, podría igualar a Rusia en términos de poder militar a largo plazo. Sin embargo, la falta de capacidad de fabricación de equipos militares clave puede obstaculizar estos esfuerzos.

A corto plazo, el principal desafío será cómo manejar la dependencia de Ucrania de las armas y recursos militares que EE.UU. ha proporcionado. Si los europeos deciden comprar estos equipos, la negativa de EE.UU. a suministrarlos sería un claro punto de ruptura en la relación transatlántica. Esto podría desencadenar un colapso en la confianza, no solo en las relaciones políticas, sino también en el comercio global, ya que Europa buscaría alternativas fuera de la influencia de Estados Unidos.

El impacto de las decisiones de Trump no solo afecta a las economías de los países involucrados, sino que también está marcando el fin de un sistema global de comercio libre y normas que han sido la base del orden internacional desde la Segunda Guerra Mundial. Al dar la espalda a sus aliados tradicionales y atacar el sistema de comercio mundial, Trump está minando la estabilidad económica global. A medida que estos costos se vuelven más evidentes, tanto a nivel económico como geopolítico, es probable que Estados Unidos enfrente consecuencias graves, no solo por su guerra económica, sino también por su creciente aislamiento en el escenario mundial.

En última instancia, estas políticas de Trump están llevando al mundo hacia una era de incertidumbre y tensiones comerciales, donde las alianzas de larga data y el comercio libre se ven amenazados por la política económica errática y la búsqueda de un interés nacional egoísta. Los costos de esta guerra económica se están acumulando, y el impacto será profundo para Estados Unidos y el resto del mundo.