Por agroempresario.com
Silvia Peretto y Federico Larroque, junto a sus cuatro hijos, tienen una historia de fortaleza y emprendedurismo que los define. En 1999, la pareja fundó Establecimientos Lácteos Silvia SRL en Luján con la idea de producir queso mozzarella de manera artesanal. Hoy, tras 26 años de trabajo incansable y desafíos superados, acaban de inaugurar su primera planta de leche larga vida UHT en Suipacha. Para lograrlo, hipotecaron por segunda vez su única casa y asumieron una inversión de 2,5 millones de dólares.
“No creemos que somos especiales, simplemente representamos a tantas familias que le ponen el hombro a la Argentina”, resume Peretto.
En 2002 adquirieron la fábrica de Unión Tamberos en San Sebastián, Chivilcoy, y la adaptaron para la producción de quesos como cremoso, barra, duros y ricota. En 2012 compraron la exfábrica Betiarruera en Suipacha, que estaba cerrada, y al año siguiente la pusieron en funcionamiento, consolidando su crecimiento. “Nuestro desarrollo como empresa familiar está marcado por el esfuerzo constante y la convicción de seguir adelante”, dice Peretto.
La nueva planta en Suipacha se especializa en leche UHT (Ultra Heat Treatment), un proceso que elimina microorganismos a través de un tratamiento térmico rápido. Además, producirá yogures bebibles y leche chocolatada. Su capacidad es de 6000 litros por hora, lo que les permitirá satisfacer una creciente demanda de alimentos de alta calidad, sin necesidad de refrigeración y con fácil almacenamiento. “Mi deseo es que los argentinos nos unamos para salir adelante. Hace falta trabajo y una dirección clara”, reflexiona la empresaria.
Para financiar la nueva fábrica, accedieron a un crédito bancario y pusieron su casa como garantía. “Me preocupa porque es nuestro hogar, pero veo el vaso medio lleno. Tengo fe en que todo saldrá bien”, admite Peretto.
En paralelo, este año proyectan una nueva nave para la elaboración de quesos crema, untables, cremas en pote y cheddar. “Comenzamos con un solo empleado y 500 litros de producción. Hoy tenemos 128 empleados directos y colaboradores externos, procesando 150.000 litros de leche diarios”, cuenta con orgullo.
El año pasado, la fábrica sufrió presiones del gremio Atilra, que instaló un acampe frente a las plantas de Suipacha y San Sebastián para exigir el pase de una mucama al convenio del sindicato. Aunque todos los empleados estaban bajo la ley, los empresarios accedieron para evitar una escalada del conflicto.
“Esta inauguración es el resultado de nuestra persistencia. A pesar de la incertidumbre económica e inflacionaria, seguimos apostando por el país. En plena construcción, nos quedamos sin materiales esenciales, pero encontramos la manera de seguir”, recuerda Peretto.
A lo largo del proceso, también enfrentaron dudas y miedos. “Nos preguntábamos si hacíamos lo correcto. Apostamos con entusiasmo, pero no es tan fácil como parece. Hipotecamos la única casa que tenemos. Nos jugamos todo”, enfatiza.
En la fábrica trabajan los hijos de la pareja: Lucas, a cargo de la planta de quesos duros; Matías, responsable del sector de troceado y feteado; Valentina y Milagros, que aún estudian en la universidad.
“No tenemos un mecenas ni un padrino político, todo lo hacemos a pulmón. Representamos a muchas pymes que todos los días apuestan por su sueño, sacrificando tiempo y descanso. Esto es 24/7, sin feriados ni fines de semana”, concluye Peretto.
Con esfuerzo, visión y un fuerte compromiso con su trabajo, esta familia transformó los desafíos en oportunidades. Hoy, su sueño lácteo sigue creciendo, con la mirada puesta en el futuro y en la posibilidad de seguir generando empleo y calidad en la industria.