Por Agroempresario.com
En el norte de Santa Fe y el sur de Chaco, la sequía no ha dado tregua y sus efectos continúan siendo devastadores para los productores agropecuarios. La falta de precipitaciones en los últimos meses ha dejado a los campos improductivos, con pérdidas millonarias tanto en cultivos como en ganadería. En la región, donde las temperaturas superaron los 45 grados durante la última semana, los productores se enfrentan a una situación terminal, que afecta no solo su economía, sino también su bienestar emocional tras años de lucha contra las inclemencias del clima.
Según los productores locales, la sequía ha golpeado con fuerza en los últimos años, y a pesar de las promesas de ayuda y las reuniones con las autoridades, la asistencia concreta aún no llega. Augusto Gastaldo, presidente de la Sociedad Rural de Reconquista, expresó con firmeza: “No se puede estar mendigando una ayuda. El Estado es como aquel que te quiebra las piernas y luego te da unas muletas para seguir caminando. Esas muletas son los subsidios, la emergencia, la homologación y la quita de impuestos. El pedido es siempre el mismo desde hace muchos años”.
En las últimas semanas, las precipitaciones en el norte de Santa Fe han sido escasas y no han logrado mitigar los efectos de la sequía. En áreas como el departamento General Obligado, donde se encuentran algunas de las zonas más afectadas, los productores enfrentan una pérdida de entre el 50% y el 70% de los cultivos de maíz, soja, algodón y sorgo. Para los productores, la recuperación a corto plazo parece imposible. La situación es aún más crítica en la ganadería, donde la falta de pasturas ha generado un desmejoramiento notable en el estado físico del ganado.
Gastaldo señaló que muchos productores se han visto obligados a trasladar rollos de pasto de otras zonas, debido a la escasez de forraje en la región. “No solo tenemos en cuenta la cantidad de pasto perdido, sino la calidad. Necesitamos buen pasto para mantener el estado corporal de la hacienda”, explicó. El panorama se complica aún más con la llegada del invierno, cuando las temperaturas más frías podrían agravar la situación, haciendo que la recuperación de los campos sea aún más difícil.
El gobierno de la provincia de Santa Fe ha declarado la emergencia agropecuaria en varios departamentos, como General Obligado, 9 de Julio, Vera y San Cristóbal. Sin embargo, muchos productores no creen que esta medida sea suficiente para aliviar la situación. Algunos, como Gastaldo, consideran que la emergencia agropecuaria no resuelve los problemas fundamentales de los productores. “Si el productor tuviera la rentabilidad adecuada, no tendría que estar pidiendo un certificado de emergencia para poder seguir trabajando”, dijo el presidente de la Sociedad Rural de Reconquista.
El problema, según los productores, radica en que los subsidios y los beneficios derivados de la emergencia agropecuaria no son suficientes para cubrir las pérdidas que se han generado en los últimos años. Además, en ocasiones, la declaración de emergencia genera efectos contraproducentes, ya que los bancos ven la emergencia como una señal de alarma y se muestran reacios a otorgar créditos a los productores afectados. “En algún momento, la emergencia fue un perjuicio. Cuando querías renovar una carpeta de crédito, aparecía un sello grande en rojo que decía ‘Emergencia agropecuaria’. Para el gerente de un banco, esto era una señal de que el productor no podía pagar”, agregó Gastaldo.
La situación en el terreno es aún más dramática. Los productores, especialmente los más pequeños, se ven obligados a comprar agua y pasto para poder mantener a sus animales, algo que muchos no pueden costear debido a la falta de fondos. “No hay agua en ningún lado. Se secaron los pozos de reserva, la napa sigue bajando, se secaron todas las lagunas y encima el calor es insoportable”, explicó Juan Capozzolo, otro productor de la región.
El panorama es desolador. Las pérdidas en el sector agropecuario son millonarias y no parece haber un alivio inmediato a la vista. Para los productores, la sequía no es solo un problema puntual, sino una situación crónica que ha puesto en riesgo la continuidad de sus establecimientos. Sin lluvia, sin pasturas, y con los costos de producción por las nubes, muchos se sienten abandonados por el Estado y atrapados en un ciclo de dificultades que parece no tener fin.
A lo largo de los años, los productores han reclamado que se les permita trabajar en condiciones más favorables. “El sector necesita reglas claras, que no cambien cada vez que cambia el gobierno. Necesitamos poder planificar a largo plazo y recuperar la rentabilidad que alguna vez tuvimos”, sostuvo Gastaldo. La falta de previsibilidad y la presión constante por la falta de ayuda han llevado a muchos productores a cuestionar si el sector podrá seguir adelante si la situación no mejora.
Además, los productores coinciden en que la sequía es solo una parte del problema. La incertidumbre económica, los bajos precios de los productos y la falta de políticas que fomenten la estabilidad del sector agrícola y ganadero agravan aún más la crisis. “Es una situación terminal”, afirmó Capozzolo, reflejando el sentimiento de desesperanza que se vive en el norte santafecino y el sur chaqueño.