Por Agroempresario.com
Una de las características más sorprendentes y poco conocidas de los burros es su rol como protectores. Aunque tradicionalmente se les asocia con tareas de carga o arado, estos animales tienen una notable cualidad que los hace imprescindibles en algunas explotaciones agropecuarias: su capacidad para defender a otros animales, particularmente a los terneros y ovejas, de los ataques de pumas.
El productor agropecuario Santiago del Solar, quien posee un campo en la provincia de Buenos Aires, reveló recientemente en sus redes sociales cómo un burro ha sido clave para proteger a su ganado de los felinos. “Nueva generación del escuadrón anti puma”, escribió junto a una imagen en la que el burro aparece custodiando su rodeo de ganado.
La publicación generó una gran cantidad de comentarios y preguntas entre los usuarios de la red social X. “Son bravísimos. Los pumas los respetan. De lejos nomás”, comentó un seguidor, mientras que otros compartieron sus experiencias: “Sí, funciona”, “Los pumas no se acercan a matar terneros recién nacidos si hay burro”. Otros, más incrédulos, preguntaron si era en serio, a lo que algunos internautas respondieron con consejos no solicitados, como “es mejor poner uno solo o dos, no más, porque se integran al rodeo o la majada; si se ponen varios, se juntan entre ellos y hacen rancho aparte”.
Del Solar explicó a LA NACION que en las regiones de Pehuajó y Trenque Lauquen, en la provincia de Buenos Aires, se ha detectado un aumento de la presencia de pumas, lo que motivó su decisión de incorporar un burro en su campo. “Las pisadas las vemos. Los pumas están, andan de noche y no son fáciles de detectar”, comentó el productor. Según contó, los ataques de los felinos han sido cada vez más frecuentes, y aunque el puma rara vez se deja ver durante el día, ataca principalmente de noche. Las presas favoritas del puma son los potrillos y terneros, a los que mata, extrae el costillar y se los come, y en algunos casos, entierra los restos para alimentarse en otro momento.
El productor relató que este tipo de ataques se había vuelto algo común, una suerte de “muerte por goteo”, en la que los pumas mataban un ternero aquí y otro allá. “Después escuchamos que los burros tenían una función territorial que son bastante agresivos, que es verdad, son agresivos con el mismo predador, si no son mansitos”, indicó.
Lo cierto es que, aunque los burros tienen una personalidad tranquila con los humanos, su actitud cambia cuando se enfrentan a un depredador. “Los burros cuando están los pumas no pelean directamente, pero sí asustan a los pumas, porque genera un ruido muy fuerte. Los pumas al escuchar el ruido se van porque le tienen miedo”, explicó Del Solar. Así, los burros no solo sirven como un disuasivo mediante su presencia, sino también emitiendo ruidos que ahuyentan a los felinos.
En el campo de Del Solar, el burro es un protector constante del ganado. Las vacas y los burros están juntos todo el tiempo, y cuando llega la época de parición, el burro se convierte en el guardián de los terneros. En su campo, hay entre 200 y 300 vacas, y la presencia de este animal ha sido clave en la protección del ganado. En el año pasado, se detectaron huellas de pumas, lo que indicó que los felinos habían estado cerca, pero los burros cumplían su función disuasiva.
Este fenómeno no es exclusivo de Del Solar. En distintas regiones del país, productores han comenzado a emplear burros como guardias para sus animales. Sin embargo, el problema de los ataques de pumas y otros animales salvajes como jabalíes, ciervos axis y guanacos sigue siendo una preocupación creciente. Según los productores, estas especies no tienen depredadores naturales en la región y su control es limitado debido a la falta de regulaciones eficaces.
El aumento de estos ataques pone en evidencia la necesidad de un control más eficiente y la falta de programas específicos para regular la presencia de estas especies en zonas rurales. Mientras tanto, el burro se ha convertido en un aliado inesperado para los productores agropecuarios, un verdadero protector que, además de ser valioso por su capacidad de carga, ahora se revela esencial en la protección del ganado frente a los depredadores.