Por Agroempresario.com
Estados Unidos es el mayor mercado vinícola del mundo, y por eso se sigue observando como un destino tentador. Según el informe sobre el estado del sector del vino en EE. UU. 2024 del Silicon Valley Bank, las conductas y preferencias de las generaciones más jóvenes, junto a otras tendencias, son las que vendrían a redibujar el escenario de la industria.
Un paréntesis para recordar unas cifras que ilustran la dimensión de este mercado. Si sólo cinco países concentran el 51% del consumo total, en Estados Unidos se beben 33,3 millones de hectolitros, seguido de Francia con 24,4 millones de hl. e Italia con 21,8 millones de hl. Además, lidera el ranking de las importaciones por un valor cercano a los u$s 7000 millones.
Sin embargo, hay una tendencia muy clara. Los estadounidenses, como muchos en todo el mundo, están reduciendo el consumo. Se estima un descenso general del volumen del mercado hasta 2027, sobre todo en los segmentos de precio estándar (u$s 12 promedio), que constituyen el 62% del volumen total del mercado. Este descenso repercute claramente en una disminución del volumen de las importaciones, y aún cabe esperar cómo van a impactar los futuros aranceles que ya anunció la nueva administración.
¿Pero qué es lo que más afecta a la disminución del consumo? Sin duda, la conciencia saludable y las condiciones económicas son los factores fundamentales. En pocas palabras, el consumidor quiere reducir la ingesta de alcohol, ahorrar dinero o gastar más en lo esencial, probar otras bebidas y limitar la ingesta de azúcar.
Dicho así, se ve todo muy mal, pero no todo está perdido, porque del otro lado, las bodegas han respondido satisfactoriamente con productos de bajo grado alcohólico o sin alcohol (low carb), vinos frescos, livianos y de gran calidad como rosados y blancos secos, y desde luego, una excelente oferta de vinos certificados como sustentables, ecológicos, veganos y/o biodinámicos.
La sostenibilidad es otro factor crítico que influye en las elecciones de los consumidores. Los vinos ecológicos y biodinámicos, abrazados por un proyecto sustentable y sostenible, están ganando popularidad, con un aumento de las ventas del 15% interanual.
Aquí, los millennials son un grupo demográfico clave. Sabemos de su paladar aventurero y su preferencia por diversos estilos de vino, además de valorar las marcas con conciencia social y ecológica. Pero más interesante aún es el dato del Pew Research Center, que detalla que la Generación Z constituye unos 69,3 millones en el mercado americano (nacidos entre 1997 y 2012, esto es el 20,7 % de la población), y aproximadamente la mitad tiene la edad legal para beber y muchos claramente adoptan la moderación, limitan su consumo de alcohol y se vuelcan ya a temprana edad legal a este estilo de vinos.
Los consumidores se muestran dispuestos a gastar más en vinos de mejor calidad. El origen territorial es una alternativa para el vino, de mostrarse distinto, incluso exclusivo. En este sentido, el vino argentino tiene una ardua tarea, que no solo es educar y evangelizar en este mandamiento, sino además competir con otros países que llevan la delantera en esta misión de hablar del lugar o del terroir, como la razón de la calidad y del precio.
Pero lo bueno es que Argentina tiene una geografía muy vasta para hacerlo, y enólogos que pueden elaborar distintas expresiones de un malbec. Los vinos con tipicidad e identidad territorial ya estarían en un promedio de 60/70 dólares, segmento que exige más que calidad: se necesitan cualidades originales y singulares en el vino.
¿Qué chances tiene el vino argentino en Miami? Mucho se dice de la ciudad del sol como el lugar a conquistar por el vino argentino, sin embargo, hay que saber que se trata de un escenario tan atractivo como desafiante.
En primer lugar, Miami se convirtió en el epicentro de la migración de personas y de empresas, siendo este fenómeno el motor principal de su crecimiento demográfico y la diversidad étnica. Esto incluye la migración interna, que ya no ve a Miami como la ciudad para retirarse, sino para emprender y desarrollar.
Un estado que superó los 23 millones de habitantes, de los cuales 6,2 millones viven en Miami Dade County, es un escenario que hace suponer que el vino, más aún el vino argentino, tiene todas las de ganar, ya que cuenta con el guiño de la comunidad hispanolatina. A esto le podemos sumar la presencia de la cocina argentina que ya tiene varios reductos muy exitosos.
Lo bueno es que Miami no para de recibir eventos como "Great Wine World", la gran feria organizada por el crítico James Suckling; el South Beach Wine & Food Festival, o "Vinexpo América" en mayo, para alentar la cultura de consumo. Pero claro, en estas citas, hay que competir con grandes vinos de todo el mundo, al igual que en los menúes de cada restaurante.