El productor lechero argentino, el más afectado por el aumento de costos global

Por Agroempresario.com

La producción de leche en Argentina atraviesa uno de sus momentos más difíciles en la historia reciente. Un informe del Observatorio de la Cadena Láctea revela que, entre 2019 y 2024, el productor argentino experimentó el aumento de costos más elevado a nivel global, con una presión que superó el 40%, una cifra alarmante que ubica al país como el más afectado en todo el mundo.

El incremento de los costos de producción ha sido un fenómeno global que ha afectado a los productores lecheros de diferentes países. En promedio, las regiones de Argentina, Australia, California, China, Irlanda, Nueva Zelanda, los Países Bajos y el Alto Medio Oeste estadounidense vieron un aumento en sus erogaciones de un 14%. Sin embargo, el caso argentino se destaca por su gravedad, con un aumento de más del 40% durante ese mismo período. A este fenómeno se le suman factores como la inflación interna, la debilidad del mercado local y los problemas climáticos que han impactado negativamente la rentabilidad del sector.

Uno de los principales responsables de este aumento ha sido el costo de la alimentación, que representa al menos el 48% de los gastos totales para los productores argentinos. La soja y el maíz, dos de los insumos más utilizados en la alimentación del ganado lechero, han tenido precios que, debido a los impuestos a la exportación, son considerablemente más bajos en Argentina en comparación con otras regiones productoras. Esto ha afectado directamente los márgenes de ganancia del sector.

A nivel global, Nueva Zelanda y Australia han competido entre sí durante los últimos seis años como los productores de leche más eficientes en términos de costos. Sin embargo, incluso estos países, que en general tienen los costos más bajos, han sufrido aumentos significativos en sus gastos de producción. Los costos en Australia y Nueva Zelanda aumentaron alrededor del 25% entre 2019 y 2024, pero la magnitud de los aumentos en Argentina se mantiene como el más crítico.

El trabajo realizado por Rabobank, una de las instituciones financieras más influyentes en el sector agroindustrial, destaca que el productor argentino ha tenido que afrontar costos de producción inusualmente altos, una situación exacerbada por el contexto inflacionario y las dificultades estructurales de la economía local. Además, el desmedido intervencionismo estatal y las políticas de control de precios han contribuido a la falta de competitividad de los productores nacionales.

Sin embargo, no todo es negativo. A pesar de la difícil situación, hay cierto optimismo en el sector para el futuro. La reciente mejora en el rendimiento granario y el clima favorable en el último año han permitido aliviar algunos de los costos más altos. Además, la caída en los precios de los fertilizantes y la flexibilización de las tasas de interés han dado un respiro a los productores.

A pesar de los desafíos, la industria láctea argentina sigue mostrando signos de resiliencia. Si bien el aumento de los costos y la competencia internacional suponen amenazas constantes, la inversión y la mejora de la tecnología en el sector han sido factores clave que permiten mirar el futuro con algo más de esperanza. Con la moderación de la inflación y la posible mejora en las condiciones macroeconómicas, los productores lecheros podrían tener un camino algo más favorable en el próximo ciclo.

La lechería global, por su parte, se enfrenta a un panorama incierto. Según Rabobank, factores como la inestabilidad geopolítica, el crecimiento económico débil y la variabilidad climática podrían generar más volatilidad en los precios y los costos. Este entorno inestable obligará a los productores a mantener una gestión eficiente de sus estructuras de costos para garantizar su competitividad y resiliencia a largo plazo.

En conclusión, aunque la situación del productor lechero argentino sigue siendo crítica en términos de costos, el panorama a mediano plazo ofrece luces de esperanza, siempre y cuando los esfuerzos de modernización e inversión continúen y el contexto económico se estabilice.