Por Agroempresario.com
El consumo de carne porcina en Argentina ha experimentado un notable crecimiento en las últimas dos décadas, pasando de 3 a casi 20 kg per cápita al año. Este cambio responde a una mayor aceptación del producto en la dieta de los argentinos, impulsado por mejoras en la producción, una oferta más diversificada y la búsqueda de alternativas más accesibles frente a otras carnes.
Daniel Fenoglio, presidente de la Federación Porcina Argentina, destacó que el aumento en la demanda es un dato positivo para el sector. “Cuando empecé hace más de 20 años, consumíamos 3 kg per cápita al año, y hoy estamos en 18 o 19 kg”, explicó en diálogo con Chacra.
A pesar del crecimiento en el consumo, Fenoglio advirtió que el sector enfrenta dificultades, especialmente por el incremento en las importaciones de carne de cerdo, principalmente desde Brasil. “Si proyectamos las importaciones hasta enero, nos daría unas 60.000 toneladas, un récord desde los años 90”, señaló.
Uno de los principales problemas de esta situación es la diferencia de costos de producción entre ambos países. En Brasil se utiliza Ractopamina, un promotor de crecimiento prohibido en Argentina, que reduce costos y permite vender la carne a precios más bajos, afectando la competitividad de los productores locales.
Además, el empresario resaltó la necesidad de mejoras en el esquema impositivo del sector. “El IVA diferencial afecta las inversiones y la rentabilidad de los productores, lo que limita el crecimiento del sector”, afirmó.
En este contexto, el Gobierno nacional anunció la ampliación del financiamiento productivo a través del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). A las líneas de crédito ya existentes, como las dirigidas al sector lácteo y sojero, se sumaron ahora los préstamos a valor producto para porcinos, con cuotas a pagar en kilos de capón, un precio tipificado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Fenoglio valoró esta iniciativa como una herramienta útil para el sector: “El crédito es necesario para cualquier producción, y atado a los kilos de carne, da un poco de tranquilidad a los que podemos asumir esa deuda.”
A pesar de los desafíos, el dirigente se mostró optimista sobre el futuro del sector porcino en Argentina. “Tenemos cereales, agua, clima, gente preparada y criaderos de punta. Hay mucho optimismo y ganas de seguir creciendo”, concluyó.