En qué va a cambiar la política económica cuando la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) cierren el acuerdo que están negociando para reemplazar el celebrado en 2022, que a su vez fue una reestructuración del firmado en 2018? En nada. Este es el dato crucial para quienes deben tomar decisiones económicas y financieras.
En la Argentina de 2025, la política económica sigue firme en su eje central: "no hay plata" junto con el plan de desregulación y simplificación de Federico Sturzenegger. Ni el presidente Javier Milei ni sus funcionarios clave en economía, Luis Caputo y Santiago Bausili, darán marcha atrás en la disciplina fiscal. Del mismo modo, Sturzenegger continuará con su estrategia de eliminación de regulaciones y simplificación del mercado.
El seguimiento minuto a minuto de la negociación con el FMI en los medios pertenece más a una necesidad informativa que a una cuestión de impacto real en la toma de decisiones empresariales. En este contexto, si el acuerdo con el FMI implica una devaluación programada, la "letra chica" de esa cláusula no se haría pública. Nadie anticipará una medida que podría disparar expectativas y desestabilizar los mercados.
En cuanto a la salida del cepo cambiario, esta transición se está realizando de manera gradual para evitar un impacto abrupto. La demanda de dólares para el pago de dividendos se está negociando en cuotas, y el temor a una corrida cambiaria es menor debido a la baja circulación de pesos con fines especulativos. La diferencia entre el análisis técnico y la decisión práctica es clave en este punto: si una crisis fuese inminente, ya se habría desatado.
Con un eje firme en el equilibrio fiscal, la Argentina apunta a un régimen de flotación cambiaria una vez finalizada la transición. La rigidez cambiaria es contraproducente, ya que comprometer al Banco Central a defender un tipo de cambio fijo podría erosionar la confianza en la política económica en lugar de fortalecerla.
A los factores locales se suma el impacto del uso de aranceles por parte de Estados Unidos, que afecta el comercio internacional. Sin embargo, comprometer el esquema cambiario para neutralizar factores externos podría generar mayores dudas sobre la sostenibilidad económica del país.
Entonces, ¿por qué se busca un nuevo acuerdo con el FMI? En primer lugar, porque el acuerdo vigente expira y Argentina no cuenta con reservas suficientes para afrontar los vencimientos sin refinanciación. Además, el acuerdo permitiría mejorar la calificación de la deuda soberana, facilitar la inversión institucional y reducir el riesgo país. Todo esto contribuiría a renegociar los compromisos de deuda de 2026 en mejores condiciones. En un contexto desafiante, lograr esto no es poca cosa.