Por Agroempresario.com
Elon Musk volvió a encender el debate global sobre el futuro de la tecnología con una serie de declaraciones que combinan optimismo por la innovación y preocupación por sus consecuencias. Durante el evento Bosch Connected World, celebrado en Berlín, el fundador de Tesla, SpaceX y xAI advirtió sobre una posible crisis energética impulsada por el auge de la inteligencia artificial (IA) y los vehículos eléctricos.
Según Musk, ambas tecnologías están evolucionando a una velocidad sin precedentes, lo que implica una creciente demanda de energía. En el caso de la IA, la necesidad de alimentar gigantescos centros de datos ha elevado el consumo eléctrico a niveles críticos. Por su parte, la popularización de los autos eléctricos aún no está siendo acompañada por una infraestructura de carga capaz de sostener su uso masivo.
“La IA avanza más rápido de lo que jamás imaginé”, expresó Musk, quien hizo hincapié en la urgencia de invertir en energías renovables, mejorar la producción de transformadores eléctricos y desarrollar tecnologías de almacenamiento más eficientes. A su entender, la humanidad debe anticiparse a una demanda energética que crecerá exponencialmente.
Además del panorama energético, Musk lanzó otra predicción que podría cambiar el modo en que nos relacionamos con la tecnología: el fin de los teléfonos celulares. Según explicó, estos dispositivos serían reemplazados por interfaces cerebro-computadora desarrolladas por Neuralink, su empresa de neurotecnología.
El proyecto ya tuvo su primera prueba en humanos. Noland Arbaugh, el primer paciente en recibir un implante de Neuralink, logró controlar una computadora utilizando únicamente sus pensamientos. Esta experiencia, para Musk, representa un paso firme hacia un futuro donde la mente interactúe directamente con el mundo digital, sin necesidad de pantallas ni teclados.
Las advertencias del empresario exponen una tensión clave de nuestro tiempo: el equilibrio entre la aceleración tecnológica y la sostenibilidad. Musk insiste en que la revolución digital debe ir acompañada de decisiones estratégicas que garanticen tanto el abastecimiento energético como el respeto por los principios éticos y sociales.
La visión del magnate puede sonar futurista, pero sus palabras resuenan como una advertencia seria. En plena transformación global, la pregunta que deja flotando es tan directa como inquietante: ¿estamos preparados para lo que viene?