Por Agroempresario.com
A medida que la Unión Europea intensifica sus esfuerzos para lograr la neutralidad climática, el transporte pesado emerge como uno de los mayores desafíos de la agenda verde. Las principales asociaciones de la industria automotriz y eléctrica del continente advirtieron que la meta de alcanzar entre 300.000 y 400.000 camiones de cero emisiones para 2030 está en riesgo si no se aceleran las inversiones en infraestructura energética.
En un comunicado conjunto, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) y Eurelectric, que representa a los generadores eléctricos europeos, reclamaron medidas urgentes para evitar un cuello de botella en la red de distribución eléctrica, especialmente ante el alto consumo de energía que requieren los camiones pesados eléctricos. Actualmente, estos vehículos representan apenas el 1,5 % del total de camiones registrados en la UE, mientras que los autobuses eléctricos ya alcanzan una participación del 14 % en su segmento.
“El desafío es técnico, económico y regulatorio. Si no se crea un entorno favorable, no será posible avanzar al ritmo necesario”, expresaron ambas organizaciones desde Bruselas.
Uno de los aspectos más críticos que destacan las entidades es la necesidad de adaptar la red eléctrica europea a las nuevas exigencias del transporte pesado. A diferencia de los automóviles o vehículos utilitarios ligeros, los camiones requieren una potencia significativamente mayor para su recarga, lo que podría saturar las redes actuales si no se anticipan las mejoras necesarias.
“Debemos garantizar que nuestras redes actúen como facilitadoras y no como una barrera para el despliegue de infraestructura de recarga”, señalaron. En este sentido, recomiendan acelerar las inversiones en redes, flexibilizar los procedimientos de autorización para nuevos puntos de carga, e incorporar tecnología de recarga inteligente que se adapte a los tiempos de conducción y descanso del transporte de larga distancia.
La transición hacia un transporte libre de emisiones también exige planificación estratégica. Las asociaciones proponen desarrollar mapas armonizados de capacidad de red, que orienten tanto a los operadores de infraestructura como a los compradores de vehículos pesados eléctricos. Además, solicitan reglas claras para la remuneración de los operadores de red, de modo que puedan atraer inversión sin exponerse a riesgos desproporcionados en un mercado aún emergente.
“Los parámetros actuales de costos ya no reflejan la realidad del sistema. Necesitamos un nuevo modelo que acompañe esta transformación”, detalla el documento, que será base de recomendaciones para la próxima Iniciativa Europea de Corredores de Transporte Limpio que prepara la Comisión Europea.
Otra barrera que pone en jaque el objetivo 2030 es la tensión en las cadenas de suministro. La escasez de materiales críticos como cobre, aluminio, transformadores y acero eléctrico ya está afectando la velocidad con la que se pueden expandir las redes. ACEA y Eurelectric proponen establecer criterios de prioridad para las solicitudes de conexión a la red y para el acceso a estos recursos, de forma tal que se prioricen proyectos clave para la transición energética.
Sin una estrategia coordinada que aborde estos obstáculos desde múltiples frentes —tecnología, financiamiento, insumos y logística—, la posibilidad de cumplir con los objetivos de descarbonización se aleja. Pero al mismo tiempo, las organizaciones destacan que este desafío representa una gran oportunidad para que Europa refuerce su liderazgo global en movilidad sostenible.
Transformar el transporte pesado implica mucho más que sustituir motores diésel por baterías eléctricas. Es rediseñar todo el ecosistema energético, industrial y normativo que lo sostiene. El reloj ya comenzó a correr.