Por Agroempresario.com
En un hecho sin precedentes, la Legislatura de Chubut aprobó por unanimidad la Ley de Monumentos Naturales, convirtiendo a siete especies animales en emblemas jurídicamente protegidos de la biodiversidad patagónica. Es la primera vez que la provincia adopta esta figura legal, lo que representa un paso firme hacia la conservación estructural de su fauna.
La norma, impulsada por la diputada Andrea Aguilera, declarar como Monumentos Naturales a las siguientes especies: ballena jorobada, ballena sei, petrel gigante del sur, tiburón gatopardo, lobo marino de dos pelos, tonina overa y pato vapor cabeza blanca.
Cada una cumple un papel ecológico vital en los ecosistemas marino-costeros y varias de ellas enfrentan riesgos de extinción. Algunas, como la tonina overa o el pato vapor cabeza blanca, son endémicas del sur argentino y están íntimamente asociadas a la identidad natural de Chubut.
Según Aguilera, el valor de esta ley va más allá de la protección contra la caza, comercio o captura. “La protección comienza por la mirada. Nombrar una especie como Monumento Natural es una forma de educar, de enseñar que no es solo un animal, sino parte de nuestra herencia común”, expresó.
En esa línea, la norma contempla medidas concretas como campañas de educación ambiental, planes de manejo, monitoreos poblacionales y la creación de un Registro Provincial de Monumentos Naturales. La idea es dejar atrás la lógica de gestos aislados y avanzar hacia políticas sostenidas y sistemáticas de conservación.
El proyecto contó con apoyo técnico de científicos, investigadores y ONG, como Rewilding Argentina, que aportaron datos sobre el estado de las especies y estrategias de preservación. También se integró un artículo que fomenta la cooperación interjurisdiccional, clave para especies migratorias como las ballenas.
El gobernador Ignacio Torres celebró la aprobación de la ley y destacó su alcance estratégico: “Queremos dar el ejemplo. Esta ley nos pone a la vanguardia de la conservación ambiental en Argentina”.
Chubut, con esta ley, no solo protege su fauna: marca el rumbo para una nueva forma de relacionarse con la naturaleza.