Por Agroempresario.com
El Gobierno argentino está ultimando los detalles de una reforma tributaria que promete cambiar radicalmente el panorama fiscal del país. Con el objetivo de aliviar la presión tributaria y atraer inversiones, la propuesta impulsada por el presidente Javier Milei busca eliminar el 90% de los impuestos nacionales. Esta reforma no solo traerá consigo una reestructuración de los tributos, sino que también alentará una competencia fiscal entre las provincias, lo que podría transformar significativamente el clima económico de las regiones.
La reforma tributaria que el Gobierno proyecta presentar tiene una ambiciosa meta: reducir la cantidad de impuestos nacionales en un 90%. La idea es simplificar el sistema fiscal del país, eliminando tributos considerados distorsivos y fomentando una competencia fiscal entre las provincias para atraer inversiones.
Según se detalló en las últimas semanas, la reforma dejará solo seis impuestos principales, que son los que más recaudan en Argentina: el IVA, los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social, el Impuesto a las Ganancias, el Impuesto a los Ingresos Brutos (IIBB), el Impuesto a Débitos y Créditos Bancarios y los Derechos de Exportación. Estos seis impuestos, que representan aproximadamente el 83% de la recaudación total, seguirán siendo recaudados, aunque con nuevas estructuras.
El presidente Javier Milei ha afirmado que esta reforma tiene como objetivo "terminar con el infierno de tributar en la Argentina". En este sentido, una de las características más destacadas de la reforma será la descentralización fiscal. Las provincias tendrán más autonomía para administrar los impuestos que actualmente recauda el Estado nacional en su nombre. Esto significa que las provincias serán las encargadas de establecer las alícuotas de ciertos tributos y podrán competir entre sí para atraer inversiones mediante una estructura fiscal más atractiva.
En términos concretos, la reforma eliminará una gran cantidad de impuestos que actualmente se consideran complejos o redundantes. El Impuesto a los Ingresos Brutos, por ejemplo, será uno de los principales afectados. Este gravamen ha sido criticado por muchos sectores empresariales por su efecto cascada, ya que grava las transacciones comerciales múltiples veces en la cadena de producción y distribución. En cambio, se buscaría reemplazarlo por una versión más eficiente del IVA, que se aplicaría a nivel provincial.
Los Derechos de Exportación, que han sido objeto de polémica durante años, también podrían ser eliminados o reducidos considerablemente, especialmente en sectores industriales. Este cambio tendría un impacto directo en la competitividad de las exportaciones argentinas, un aspecto clave para los empresarios del sector agroindustrial.
Uno de los proyectos más innovadores que se contempla en la reforma es la creación de un "Súper IVA", inspirado en el modelo que rige en Brasil. En principio, el IVA en Argentina se mantendría en torno al 21%, pero con la diferencia de que otros impuestos distorsivos como los IIBB y las tasas municipales desaparecerían, lo que permitiría una reducción del precio final de los productos para los consumidores. De esta forma, se espera que la recaudación general se mantenga, pero sin la necesidad de los gravámenes adicionales que actualmente encarecen los productos.
Para expertos en economía y tributación, la implementación de un "Súper IVA" podría tener un impacto positivo, siempre y cuando se evalúe con precisión cómo se acomoda la estructura fiscal de las provincias. El Impuesto a los Ingresos Brutos, por ejemplo, representa una parte significativa de la recaudación provincial y su eliminación podría generar un déficit en algunos territorios. Para compensar esto, las provincias deberán buscar alternativas, ya sea con nuevas tasas o mediante la optimización de sus propios sistemas fiscales.
La competencia entre provincias será un aspecto clave de la reforma. El presidente Milei ha utilizado ejemplos internacionales para ilustrar cómo esta estrategia ha funcionado en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, estados como Delaware y Texas compiten por atraer a empresas con beneficios fiscales. Un caso reciente es el de Tesla, que decidió mudarse de California a Texas para aprovechar los incentivos fiscales. Del mismo modo, Milei espera que las provincias argentinas puedan competir para atraer inversiones y fomentar el crecimiento económico en sus territorios.
Aunque la reforma promete beneficios a nivel nacional, no todas las provincias están de acuerdo con la eliminación de impuestos como los Ingresos Brutos. Este tributo es una fuente clave de financiamiento para muchas provincias, y su eliminación podría llevar a una pérdida significativa de ingresos. Por este motivo, algunas provincias ya han expresado su preocupación por los efectos que esta reforma podría tener sobre sus finanzas.
Según el tributarista César Litvin, la clave para el éxito de la reforma será la colaboración entre los tres niveles de gobierno. "Si Nación baja impuestos, las provincias no deben subirlos para compensar esa pérdida", afirma Litvin. De no ser así, se correría el riesgo de que la reforma se convierta en un ejercicio de "quitarle a un lado para darle al otro", sin que se logren los objetivos de competitividad y crecimiento económico que se esperan.
Por otro lado, el economista y presidente del IERAL de la Fundación Mediterránea, Osvaldo Giordano, ha señalado que es "imprescindible" que Argentina realice esta reforma tributaria. Según Giordano, el sistema tributario actual es uno de los mayores obstáculos para el desarrollo económico del país. En este sentido, advierte que no será posible lograr una competitividad efectiva en el mercado global sin realizar un ajuste profundo en el sistema fiscal.
Otro de los puntos clave en la reforma son las tasas municipales, que se han convertido en una carga adicional para las empresas. En algunos municipios, las tasas se han incrementado en los últimos años, y algunos empresarios han señalado que estas tasas no solo son elevadas, sino que también son muy variadas, lo que genera una complejidad adicional en el cumplimiento de las obligaciones fiscales.
En este contexto, la eliminación de tasas como el Impuesto de Seguridad e Higiene podría representar un alivio para muchas empresas, especialmente en sectores de la economía que dependen de la venta minorista. Sin embargo, expertos advierten que las provincias y municipios deberán buscar nuevas formas de financiamiento si quieren mantener los niveles de gasto necesarios para el funcionamiento de sus administraciones.
Aunque la reforma tributaria está lejos de ser una realidad, el Gobierno ha manifestado su intención de enviar el proyecto al Congreso a más tardar en junio de este año. Si se aprueba, la reforma podría comenzar a implementarse a partir del segundo trimestre de 2027, lo que dejaría tiempo suficiente para que las provincias se adapten a las nuevas condiciones fiscales.
Por otro lado, la reforma tributaria también está vinculada a los compromisos asumidos por el Gobierno en materia de superávit fiscal. Si bien la eliminación de impuestos representaría una disminución de la presión tributaria, el Gobierno ha reafirmado su compromiso de mantener el equilibrio fiscal. En 2026, Argentina deberá alcanzar un superávit primario del 2,2% del Producto Bruto Interno (PBI), una meta que podría verse comprometida si las provincias no logran adaptarse rápidamente a la nueva estructura fiscal.