Por Agroempresario.com
Frente a un escenario internacional adverso y sin acceso al financiamiento voluntario, el ministro de Economía, Luis Caputo, propuso avanzar con un mecanismo alternativo que permita inyectar dólares en la economía. En un contexto donde las reservas siguen siendo una preocupación y los ingresos de divisas del sector agroexportador no alcanzan para cubrir todas las necesidades, el Gobierno vuelve a mirar los millones de dólares que los argentinos tienen fuera del sistema.
Aunque aún sin detalles precisos, Caputo deslizó la idea de implementar un “neo blanqueo”: un sistema que habilite el uso libre de dólares “del colchón” —aquellos no declarados ni bancarizados— sin la necesidad de justificar su origen. Según los cálculos del INDEC, en la actualidad habría al menos USD 250.000 millones en manos de privados fuera del circuito formal. Movilizar aunque sea una porción de ese monto podría aliviar la escasez de divisas, incentivar el consumo en sectores clave y ayudar a estabilizar el mercado cambiario.
“Queremos que se puedan usar los dólares sin tener que dar explicaciones todo el tiempo, como pasa en todos los países normales”, expresó Caputo durante una entrevista, dejando en claro que el objetivo del Gobierno es reducir las barreras normativas para el uso de esos fondos, muchas veces ocultos por temor a sanciones fiscales o procesos legales.
No se trata de habilitar estos fondos para gastos corrientes o consumo cotidiano, sino de incentivar su aplicación a inversiones productivas: compra de maquinaria, autos, inmuebles o capital para empresas. La medida, según el ministro, buscará complementarse con modificaciones regulatorias en el Banco Central y en la Administración Federal de Ingresos Públicos (ARCA), que permitan un uso fluido y sin trabas burocráticas.
No obstante, las implicancias de un nuevo esquema de blanqueo generan dudas, especialmente en lo que respecta a las normas internacionales contra el lavado de dinero. Argentina aprobó recientemente una ley específica de prevención que le permitió evitar su inclusión en la “lista gris” del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), el organismo global que monitorea el cumplimiento de estas regulaciones. Cualquier intento de flexibilización puede chocar contra esos compromisos asumidos por el país.
“Hay muchos dólares blancos que podrían invertirse en la economía, pero si realmente se quiere atraer esos fondos, hace falta ofrecer beneficios impositivos concretos, no solo quitar trabas regulatorias”, advirtió Zenón Biagosch, exdirector del Banco Central y experto en legislación antilavado. En otras palabras, la intención de Caputo no necesariamente se traduce en resultados si no hay incentivos claros.
Este no sería el primer intento del Gobierno por estimular la entrada de dólares no tradicionales. En 2024, un primer blanqueo superó las expectativas, con más de USD 20.000 millones ingresando al sistema a través de cuentas bancarias, bienes y otros activos. Ese flujo fue fundamental para contener la suba del dólar, mejorar el precio de los bonos y reducir el riesgo país. Sin embargo, como señalaron analistas y empresarios, ese dinero no llegó con fuerza a la economía real: se volcó a instrumentos financieros o permaneció en depósitos, sin generar un derrame significativo hacia la producción o el empleo.
En paralelo, el Ejecutivo había promovido la eliminación del cepo para inversores extranjeros y permitido el ingreso de capitales del exterior, aunque con una cláusula de permanencia de 180 días. Pese a ello, hasta ahora no se observaron ingresos relevantes por esa vía, posiblemente por la incertidumbre electoral que domina la agenda política y económica.
Mayo comenzó con movimientos moderados en el mercado cambiario. Con el feriado del 1 y 2 que redujo la actividad financiera, el dólar oficial cerró la primera jornada hábil a $1.210, unos 20 pesos por encima del viernes anterior. La cotización se mantiene dentro de la banda establecida por el Gobierno, aunque la expectativa del equipo económico es que la liquidación de la cosecha gruesa en las próximas semanas genere un ingreso más robusto de divisas y ayude a presionar a la baja la cotización.
La mirada sigue puesta en el campo, motor indiscutido del ingreso de dólares en Argentina. Sin embargo, la demora en las liquidaciones y las tensiones cambiarias obligan a buscar alternativas complementarias. En este contexto, el “neo blanqueo” que promueve Caputo aparece como una jugada audaz pero con riesgos.
Por ahora, el Gobierno enfrenta el desafío de encontrar el equilibrio justo entre atraer capitales informales y cumplir con las exigencias internacionales. Si logra convertir el ahorro oculto en inversión productiva, podría ser un impulso importante para una economía que necesita reactivarse con urgencia. Pero si las medidas se perciben como un atajo para eludir controles o favorecer a los que no cumplieron con la ley, el costo político y financiero podría ser elevado.