Maíz al límite: el plan que apuesta a máxima tecnología para rendir más

Un innovador proyecto agrícola busca alcanzar los 500 quintales de maíz por hectárea con tecnología de vanguardia

Maíz al límite: el plan que apuesta a máxima tecnología para rendir más
martes 06 de mayo de 2025

Por Agroempresario.com

En la agricultura argentina, la innovación y la búsqueda de nuevos récords siempre están a la orden del día. Sin embargo, un proyecto en particular ha captado la atención del sector debido a su ambiciosa meta: alcanzar los 500 quintales de maíz por hectárea. Este desafío, que parece casi inalcanzable, se basa en una combinación de genética de vanguardia, tecnología de precisión y un manejo integral del cultivo.

El concepto no es nuevo. Durante años, expertos del sector agrícola han señalado que la producción de maíz tiene un potencial mucho mayor que el que actualmente se está alcanzando en el campo argentino. Recientemente, el ingeniero agrónomo Fabio Nider, reconocido como uno de los mejores genetistas de maíz del país, afirmó en varias ocasiones que la cifra de 500 quintales por hectárea no es una utopía, sino un objetivo alcanzable con el uso adecuado de tecnología y prácticas agronómicas.

“En el corn belt norteamericano, existe una tradición de competiciones para obtener el mayor rendimiento posible de maíz, con cifras sorprendentes. Nosotros también podemos llegar a ese nivel”, comentó Nider, quien junto con otros profesionales del sector, está colaborando en un proyecto experimental con miras a alcanzar este récord.

Maíz al límite: el plan que apuesta a máxima tecnología para rendir más

La iniciativa, que comenzó a tomar forma hace varios años, apunta a mejorar el rendimiento del maíz en condiciones normales, pero con una intervención tecnológica y de manejo adecuada. Según los expertos involucrados, la clave está en desbloquear el 75% del potencial de rendimiento que está actualmente bloqueado debido a factores como el estrés abiótico y la falta de tecnología adecuada. En la zona núcleo de la Argentina, los productores solo logran aprovechar un 25% de ese potencial, lo que limita significativamente los rendimientos.

Uno de los hitos de este proyecto es la incorporación de riego subterráneo por goteo, una tecnología innovadora que aún no se utiliza de forma masiva en la agricultura argentina. Además, se planea realizar una serie de pruebas en campos de siembra directa que han estado en producción continua desde 1983, lo que asegura una base de datos sólida sobre el comportamiento del cultivo a lo largo del tiempo. Estas parcelas experimentales serán monitorizadas de cerca con el uso de mapas de rendimiento satelitales, lo que permitirá ajustar las variables de siembra y manejo según las condiciones de cada ambiente.

“El objetivo es replicar en Argentina el éxito que ha tenido el ingeniero mexicano Ernesto Cruz González en China, quien alcanzó 440 quintales por hectárea con su técnica de manejo intensivo del maíz”, explicó Nider. El éxito de Cruz González en China ha sido un referente para muchos productores, y su enfoque, basado en una fertilización equilibrada y el uso de tecnologías de precisión, está siendo aplicado en este proyecto argentino.

Maíz al límite: el plan que apuesta a máxima tecnología para rendir más

Una de las primeras medidas es la utilización de una fertilización basada en un análisis exhaustivo de 20 variables del suelo, entre las que se incluyen nutrientes como nitrógeno, fósforo, azufre, calcio y magnesio, entre otros. Esto permitirá ajustar las dosis de fertilizantes según las necesidades específicas de cada ambiente de cultivo. A su vez, el análisis del suelo se realiza a distintas profundidades, lo que facilita una comprensión más detallada de las limitaciones y las posibles estrategias para corregirlas.

El proyecto también se enfoca en la importancia de las raíces del cultivo. Según los especialistas, las raíces son el “cerebro” de la planta, y su buen desarrollo es crucial para maximizar los rendimientos. Por eso, se trabaja en conjunto con un equipo interdisciplinario de expertos en biotecnología vegetal, ciencias biológicas, ingeniería agronómica y agronomía de suelos, para garantizar que el maíz tenga las mejores condiciones posibles para crecer y desarrollarse.

A través de la colaboración con Agroestrategias Consultores, uno de los laboratorios más prestigiosos de Argentina, se llevará a cabo un análisis exhaustivo de los suelos en los que se cultivará el maíz. Este trabajo no solo es fundamental para entender las deficiencias de nutrientes, sino también para desarrollar un enfoque más integral de la fertilidad del suelo, basada en la biofertilidad y la funcionalidad biológica de los mismos.

En cuanto a la rentabilidad del proyecto, los productores involucrados reconocen los desafíos económicos que implica la implementación de estas tecnologías de punta. La elevada inversión en equipamiento y tecnología, sumada a los costos de fertilización y manejo, puede resultar un obstáculo. Sin embargo, muchos coinciden en que la única manera de garantizar el éxito a largo plazo es precisamente apuntar a rendimientos más altos, que compensen el esfuerzo y la inversión inicial.

“Los productores brasileños crecen hacia los costados, expandiendo la superficie cultivada. Nosotros debemos crecer hacia arriba, aumentando la productividad de las tierras que ya tenemos”, expresó Nider, en un claro llamado a la acción para mejorar la eficiencia y la competitividad del agro argentino en el mercado global.

Con un mercado mundial de alimentos que no dejará de crecer en las próximas décadas, el proyecto de alcanzar los 500 quintales por hectárea de maíz se presenta como una respuesta a la necesidad de producir más con los mismos recursos. De acuerdo con las proyecciones, la población mundial alcanzará los 9.000 millones de habitantes para 2050, lo que incrementará la demanda de alimentos a niveles inéditos. La Argentina, con su gran potencial productivo, tiene una oportunidad única para posicionarse como líder mundial en la producción de maíz de alto rendimiento.

El desafío está planteado. Ahora, es cuestión de seguir avanzando con paso firme hacia ese objetivo ambicioso, que no solo transformará la agricultura argentina, sino que también podría posicionarla como un referente mundial en la producción de maíz. Con la correcta implementación de tecnología, genética y manejo, alcanzar los 500 quintales por hectárea podría dejar de ser una fantasía para convertirse en una nueva realidad para los productores argentinos.



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