Por Agroempresario.com
En plena transición macroeconómica y a días del inicio del calendario electoral, el mercado argentino comienza a mostrar señales de cautela. El clima electoral, cada vez más presente en los análisis de los grandes fondos de inversión, impacta incluso a los sectores considerados más prometedores. Tal es el caso del energético, que pese a su potencial comprobado y la creciente presencia de compañías argentinas en Wall Street, no logra zafar del factor político.
Morgan Stanley y J.P. Morgan, dos de los bancos de inversión más influyentes del mundo, actualizaron en los últimos días sus proyecciones para firmas clave como Pampa Energía (PAM), Transportadora de Gas del Sur (TGS) y YPF, destacando sus oportunidades, pero también advirtiendo sobre los riesgos regulatorios que, en muchos casos, están atados a decisiones políticas. El rumbo que tomen las próximas elecciones presidenciales, en particular los comicios de octubre, se vuelve así determinante para el futuro de estas empresas.
En el caso de TGS, Morgan Stanley mantiene su recomendación con un precio objetivo de US$26 por ADR, basado en un modelo de flujos descontados. Sin embargo, pone el foco en los riesgos que conlleva la falta de claridad sobre la actualización tarifaria y posibles intervenciones del ente regulador. A esto se suman recientes inconvenientes operativos como la paralización del Complejo Cerri debido a inundaciones, que generaron incertidumbre sobre su capacidad operativa a corto plazo.
Pese a estos obstáculos, el banco de inversión proyecta una recuperación de 9,3% en el EBITDA del primer trimestre de 2025, aunque anticipa una caída del 6,9% en el resultado anual, producto de una reducción en los volúmenes de líquidos procesados. Si bien valoran la resiliencia del segmento regulado y la apreciación del peso argentino, el panorama sigue atado a la evolución del frente político y su impacto en las tarifas.
Otro caso paradigmático es Pampa Energía, una de las empresas mejor posicionadas del sector energético. Sin embargo, los analistas de Morgan Stanley y J.P. Morgan mantienen una postura neutral. Morgan Stanley incluso redujo el precio objetivo de US$98 a US$96, debido a una expectativa más baja en la producción upstream y en su negocio petroquímico.
La nota positiva proviene del sector de generación eléctrica, donde se registran mejoras por ajustes tarifarios y una mayor producción de gas, especialmente por factores estacionales. J.P. Morgan destaca también el impulso que brindan proyectos clave como Rincón de Aranda, el retorno al petróleo no convencional y la consolidación en gas, impulsada por la habilitación del gasoducto Néstor Kirchner.
No obstante, ambos bancos coinciden en que el rally bursátil de Pampa desde agosto de 2024 —superior al 100%— reduce el margen de nuevas ganancias en el corto plazo. “El potencial está, pero ya está parcialmente incorporado en el precio”, señalan los informes.
Donde las perspectivas parecen más favorables es en YPF, la petrolera estatal que ha logrado recuperar protagonismo en el sector hidrocarburífero de la mano de la administración de Javier Milei. J.P. Morgan mantiene una recomendación overweight (mayor ponderación) para el papel, con un precio objetivo de US$50 por ADR a diciembre de 2025.
Entre los catalizadores que podrían potenciar a YPF, el informe enumera el avance del proyecto de gas natural licuado (FLNG), la posible eliminación del cepo cambiario para empresas y la expansión del shale oil, con objetivos de producción cada vez más ambiciosos.
Pero incluso en este escenario más optimista, no faltan los riesgos. J.P. Morgan advierte sobre restricciones a las exportaciones, distorsiones de precios internos y cuellos de botella en infraestructura que podrían frenar el crecimiento esperado. Todo esto está condicionado, nuevamente, a decisiones políticas y al contexto que surja tras las elecciones.
En conjunto, los análisis de los grandes bancos de inversión coinciden en un punto clave: el sector energético argentino tiene potencial evidente, pero también está atravesado por incertidumbres estructurales. La volatilidad macroeconómica, la dependencia de marcos regulatorios estables y las decisiones que emanan del poder político convierten a este segmento en una apuesta con riesgo asimétrico.
El inversor extranjero, especialmente aquellos fondos que evalúan posiciones en ADRs argentinos en Wall Street, comienza a ajustar sus estrategias frente al ciclo electoral que se inicia este domingo. Como ocurrió en otros momentos de la historia reciente del país, la política vuelve a ser una variable de peso en el mercado.
Mientras tanto, las empresas energéticas siguen avanzando con sus planes de inversión y expansión, en un delicado equilibrio entre oportunidades técnicas y riesgos regulatorios. Desde la consolidación del gasoducto Néstor Kirchner hasta los proyectos de GNL y shale oil, hay iniciativas en marcha con alto potencial transformador. Pero su éxito dependerá, en gran parte, del rumbo que tome el país en las urnas.