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Por Agroempresario.com
El Reino Unido y la Unión Europea (UE) han cerrado un acuerdo estratégico que redefine las relaciones bilaterales tras el Brexit y marca el inicio de una nueva etapa de cooperación en comercio, exportaciones, defensa, migración y pesca. El entendimiento, anunciado oficialmente en la cumbre celebrada en Lancaster House (Londres), apunta a destrabar viejas tensiones derivadas de la salida británica del bloque comunitario en 2020, a la vez que promete beneficios concretos para los ciudadanos y las empresas de ambas partes.
Con el primer ministro británico Keir Starmer al frente de las negociaciones por parte del Reino Unido, y acompañado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, el acuerdo busca reactivar el comercio, aligerar la burocracia en las fronteras, establecer nuevas pautas de cooperación en defensa y migración, y garantizar estabilidad para la industria pesquera.
“Es hora de mirar hacia adelante. Dejar atrás los viejos debates y encontrar soluciones prácticas y de sentido común que beneficien al pueblo británico”, señaló Starmer, al presentar el paquete de medidas.
Uno de los puntos centrales del acuerdo es la eliminación de los controles rutinarios de productos animales y vegetales, una medida que permitirá que las mercancías circulen nuevamente con libertad, incluso entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Este cambio no sólo reducirá los costos logísticos y los tiempos de espera en las fronteras, sino que también contribuirá a abaratar el precio de los alimentos, según estimaciones del gobierno británico.
El nuevo marco de cooperación elimina trabas burocráticas que afectaban especialmente a la importación y exportación de alimentos y bebidas. Desde el Brexit, el comercio bilateral había sufrido una fuerte retracción: las exportaciones británicas hacia la UE cayeron un 21%, mientras que las importaciones bajaron un 7%. Con esta nueva etapa, productos clave para la industria alimentaria británica, como hamburguesas y salchichas, podrán volver a comercializarse sin obstáculos en el mercado europeo.
Asimismo, se ha alcanzado un acuerdo específico para las exportaciones de acero, que permitirá evitar aranceles restrictivos y garantizará un flujo comercial más predecible en un sector estratégico para la economía del Reino Unido.
En un contexto internacional caracterizado por la inestabilidad geopolítica y el aumento de las amenazas híbridas, el Reino Unido y la UE han decidido dar un paso adelante en materia de seguridad. Ambas partes acordaron avanzar en una Asociación de Seguridad y Defensa que, entre otros puntos, permitirá que la industria de defensa británica participe en el Fondo de Acción de Seguridad para Europa (SAFE), una iniciativa de la UE que movilizará unos 178.000 millones de euros.
Esta cooperación estratégica refuerza el papel del Reino Unido como actor relevante en el ecosistema de defensa europeo, y se presenta como una herramienta clave para garantizar la seguridad continental y coordinar respuestas ante crisis comunes.
El ministro británico de Relaciones con la UE, Nick Thomas-Symonds, celebró el pacto con contundencia: “Nuestra nueva Asociación Estratégica logra los tres objetivos: empleo, legislación y fronteras. Hoy es un día de resultados”.
Otro de los grandes temas del acuerdo es la pesca, un asunto políticamente sensible en el Reino Unido desde los tiempos del referéndum del Brexit. El nuevo marco de cooperación establece un pacto de doce años que protege el acceso a las zonas pesqueras británicas y los derechos de las partes, sin que se incremente la cantidad de pescado que los buques europeos pueden capturar en aguas británicas.
A cambio, el gobierno de Londres invertirá 360 millones de libras (427 millones de euros) para modernizar su industria pesquera. Esto incluye tecnologías para renovar la flota, programas de formación para trabajadores, financiación para las comunidades costeras y planes para fortalecer las exportaciones de productos del mar. También se espera que el turismo en las zonas pesqueras reciba un impulso como parte del paquete de revitalización.
En paralelo a los grandes ejes económicos y estratégicos, el acuerdo contempla la creación de un “programa de experiencias para jóvenes” que replicará modelos similares ya implementados por el Reino Unido con Australia y Nueva Zelanda. Esta iniciativa permitiría a jóvenes británicos y europeos trabajar y viajar con mayor libertad, aunque por períodos limitados, promoviendo el intercambio cultural y la formación profesional.
En materia migratoria, si bien no se ha alcanzado un acuerdo cerrado, ambas partes reconocieron que se trata de una “prioridad absoluta”. El primer ministro Starmer dejó claro que se trabaja en mecanismos para enfrentar la migración ilegal y los cruces irregulares del Canal de la Mancha. Entre las opciones en estudio se encuentran acuerdos de retorno de migrantes y el fortalecimiento de la cooperación para el control de fronteras.
La cumbre de Lancaster House marca un hito en la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea. A más de cuatro años del Brexit, y tras un período caracterizado por tensiones y desacuerdos, el acuerdo anunciado representa un cambio de enfoque basado en la pragmática cooperación y el interés mutuo.
Tanto Ursula von der Leyen como António Costa coincidieron en que este es el camino adecuado para superar viejas diferencias y construir una relación sólida, basada en el respeto, el comercio justo y la seguridad compartida.
Con esta nueva hoja de ruta, el Reino Unido busca recuperar parte de la estabilidad económica perdida tras su salida de la UE, mientras que Bruselas consolida un esquema de cooperación que le permite seguir contando con un socio estratégico en áreas clave.
El desafío, ahora, será convertir este marco político en una realidad efectiva y duradera, capaz de mejorar la vida de los ciudadanos, revitalizar el comercio, garantizar la seguridad y reforzar los lazos económicos y culturales que, pese a los vaivenes políticos, siguen uniendo profundamente a Europa y al Reino Unido.
