Soja: ROSARIO
$320.000 0.95%
Maíz: ROSARIO
$209.000 -0.33%
Trigo: ROSARIO
$235.800 0.43%
Por Agroempresario.com
En una nueva ofensiva comercial con importantes repercusiones globales, el gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente Donald Trump, anunció que a partir del 4 de junio se duplicarán los aranceles sobre el acero importado, pasando del 25% al 50%. La medida, que también alcanza al aluminio, fue defendida con firmeza por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien subrayó que responde a “prioridades de seguridad nacional”.
El reciente levantamiento del bloqueo judicial que frenaba parte de la política arancelaria de la Casa Blanca habilitó la implementación de esta suba. Según Bessent, la decisión busca proteger la estabilidad laboral y garantizar la existencia de una industria siderúrgica fuerte en el país. “Existen prioridades de seguridad nacional para contar con una industria siderúrgica fuerte”, expresó el funcionario durante una entrevista en el programa Face the Nation de CBS.
La administración Trump sostuvo que una base industrial siderúrgica sólida es fundamental para la defensa del país. En ese sentido, Bessent destacó que no se trata solo de economía sino también de soberanía estratégica: “Sin acero nacional, nuestra capacidad de respuesta ante crisis geopolíticas se vería comprometida”.
El aumento de los aranceles al 50% no fue una decisión tomada en soledad. De hecho, el propio Trump reveló que inicialmente consideró subirlos al 40%, pero los líderes del sector siderúrgico le pidieron un incremento aún mayor para enfrentar la competencia internacional, especialmente de países como China.
Pese al respaldo gubernamental, la decisión ha generado incertidumbre en sectores como la construcción, que dependen de insumos básicos como el acero y el aluminio. Bessent admitió que el efecto de los aranceles en este sector es incierto, dado que “se trata de un ecosistema muy complejo”. Sin embargo, reconoció que el aumento del gravamen probablemente genere una suba en los precios internos del acero, con efectos secundarios sobre obras públicas y privadas.
Constructores y desarrolladores inmobiliarios manifestaron preocupación, ya que los mayores costos podrían trasladarse a los consumidores y frenar inversiones. No obstante, para la administración, el sacrificio coyuntural es necesario para blindar la economía nacional ante presiones externas.
El anuncio se dio un día después de que una Corte de Apelaciones levantara las restricciones impuestas por el Tribunal de Comercio Internacional sobre aranceles a las importaciones desde múltiples países. Si bien los gravámenes al acero no estaban directamente afectados por ese fallo, el cambio legal le dio impulso al enfoque más agresivo de la Casa Blanca.
Dentro del nuevo esquema arancelario también se aplicarán “aranceles recíprocos”, que establecen tasas variables dependiendo del volumen de comercio y déficit bilateral con cada socio comercial. Esta política estará congelada hasta julio, a la espera de posibles acuerdos bilaterales que puedan mitigar sus efectos.
La industria siderúrgica estadounidense reaccionó favorablemente al anuncio. Los principales ejecutivos del sector consideran que los aranceles permitirán nivelar el campo de juego frente a productores subsidiados por gobiernos extranjeros. Según indicaron, la medida contribuirá a preservar empleos en plantas que, de otro modo, podrían cerrar ante la competencia desleal.
Por su parte, Trump reafirmó su compromiso con los trabajadores del acero durante un acto en Pennsylvania. Acompañado por el secretario de Comercio, Howard Lutnick, el presidente mostró gráficos que, según él, prueban el daño causado por las importaciones y el éxito de su estrategia proteccionista.
La decisión de duplicar los aranceles sienta un precedente en un contexto internacional marcado por tensiones comerciales, particularmente con China. La administración Trump no descarta nuevas medidas similares en otros sectores estratégicos si no se alcanza un nuevo equilibrio en el comercio exterior.
En ese sentido, fuentes cercanas al gobierno no descartaron que esta política se extienda a otras materias primas industriales o incluso al sector agroalimentario, en caso de que las negociaciones con los principales socios comerciales no avancen.
