Por Agroempresario.com
Lo que comenzó como un viaje de aventura terminó en una historia de éxito global. Sebastián Sabaj, un emprendedor cordobés, dejó su ciudad natal con lo justo, pero con una idea que terminaría revolucionando la indumentaria en el mundo del polo. Hoy, lidera Black Hound Sports, una marca que diseña y provee ropa y accesorios a más de 800 equipos en 34 países.
La historia comenzó en el año 2000, cuando su amigo y jugador de polo Matías Ballesteros lo invitó a trabajar en un club en Inglaterra. “No tenía un peso, pero tenía ganas. Al principio hacíamos de todo en el club: eventos, logística, organización”, cuenta Sabaj. Años después, esa experiencia derivó en la creación de una marca con sede en Ascot —uno de los epicentros del polo británico— que se está expandiendo a través de franquicias en mercados clave como Francia, España y Dubái.
Sabaj detectó muy temprano un vacío en el mercado: no había empresas que ofrecieran soluciones integrales para los equipos de polo. En 2012, comenzó a fabricar camisetas desde su casa, de forma tercerizada. Dos años después, dejó su trabajo en el club y se lanzó de lleno a construir su marca. “Era todo muy artesanal, usaba mi sueldo para comprar materiales. Empecé solo, con una computadora”, recuerda.
Actualmente, Black Hound Sports produce en Inglaterra, Turquía, Italia y Argentina, y ha incorporado maquinaria propia de bordado para agilizar procesos. “Nos diferenciamos por la velocidad de entrega y la calidad del producto. Trabajamos con algodón orgánico, materiales reciclados, bambú. Apuntamos a lo clásico, sobrio, pero con excelencia en la confección”, explica.
A sus 47 años, Sebastián Sabaj lidera un equipo de diez personas en Inglaterra, incluyendo dos diseñadores. Su empresa es proveedora de ropa oficial para gran parte de los equipos del Reino Unido, y es la única que vende indumentaria original a través de una plataforma online. “Es un mercado chico, pero muy exigente. No es como vender camisetas de fútbol. Necesitan soluciones rápidas y personalizadas”, señala.
Con ese enfoque, la marca ha logrado acuerdos clave con clubes y jugadores de renombre. Además, organiza eventos como el Open Season, que se realiza en la residencia de la Embajada Argentina en Londres, con el objetivo de fortalecer la comunidad en torno a la marca. “No solo vendemos ropa: construimos una red que une jugadores, entrenadores, organizadores y marcas. Ese es nuestro valor agregado”, afirma.
La apuesta de Sabaj es clara: ofrecer calidad premium en un nicho de alto valor. “Hoy atendemos al 80% del sector en Inglaterra. Con nuestras franquicias en Chantilly, Sotogrande y Dubái, estamos posicionando la marca en los lugares donde el polo es fuerte. La idea es replicar este modelo en más países”, anticipa.
Desde su sede en Ascot, la marca sigue creciendo sin perder de vista su origen. Aunque la producción está concentrada en Europa, Sabaj destaca que parte del diseño y algunos procesos aún se realizan en Argentina. “Todo comenzó allá, y todavía estamos conectados”, asegura.
En un mercado global pero exclusivo como el del polo, Black Hound Sports logró diferenciarse por su estilo, su capacidad de respuesta y el valor emocional que transmite. “Nunca fue solo una cuestión de ropa. Siempre se trató de crear algo con sentido, de calidad, que represente la esencia del deporte”, concluye.