Por Agroempresario.com
Corea del Sur enfrenta un momento clave en su política económica y comercial. A pocos días de que se active el aumento de aranceles estadounidenses al 25 %, el presidente surcoreano, Lee Jae Myung, advirtió que aún no hay garantías de alcanzar un acuerdo comercial con Estados Unidos antes del 9 de julio. Esta incertidumbre pone en riesgo a sectores estratégicos como la industria automotriz, tecnológica y de semiconductores, pilares fundamentales del modelo exportador del país asiático.
Durante su primera conferencia de prensa desde que asumió el cargo en junio, Lee reconoció las dificultades que atraviesan las negociaciones con Washington. “Estamos haciendo todo lo posible, pero aún no está claro qué quiere cada parte”, afirmó. Las conversaciones entre ambos gobiernos buscan frenar la imposición de un nuevo paquete de aranceles que afectará directamente a las exportaciones surcoreanas más sensibles.
El aumento arancelario del 10 % al 25 % afectará a una amplia gama de productos surcoreanos que ingresan al mercado estadounidense, entre ellos automóviles, chips electrónicos, baterías y maquinaria industrial. Este posible golpe llega en un momento en que más del 40 % del PIB de Corea del Sur depende directamente de las exportaciones, consolidando su vulnerabilidad frente a políticas proteccionistas extranjeras.
En respuesta, el presidente Lee anunció el lanzamiento de un plan de emergencia económica centrado en amortiguar el impacto del nuevo escenario comercial. “Nuestra prioridad será proteger a los sectores clave y aliviar el sufrimiento del pueblo”, explicó. El plan contempla incentivos fiscales, subsidios a exportadores estratégicos y líneas de crédito para empresas tecnológicas.
Según funcionarios surcoreanos, las probabilidades de alcanzar un entendimiento antes de la fecha límite son bajas. La administración del presidente Donald Trump ha adoptado una postura inflexible, dejando claro que no habrá prórroga para las negociaciones. Esta posición ha incrementado la presión sobre Seúl, que ahora deberá apurar los esfuerzos diplomáticos en una semana crítica para su economía.
En paralelo, el Banco de Corea (BOK) revisó su proyección de crecimiento para 2025, recortándola del 1,5 % al 0,8 %. El gobernador de la entidad, Rhee Chang-yong, atribuyó esta reducción a la incertidumbre en torno a las relaciones comerciales con Estados Unidos. “La política comercial estadounidense sigue siendo uno de los principales factores de riesgo para nuestra economía”, sostuvo.
Para contener el enfriamiento de la economía, el BOK bajó la tasa de interés de referencia por cuarta vez desde fines de 2024, ubicándose actualmente en el 2,5 %. El objetivo es mantener el flujo de crédito interno y sostener la inversión privada frente a un panorama externo adverso.
El presidente Lee también abordó temas de política doméstica, anunciando la creación de un grupo de trabajo especial para enfrentar la desaceleración. Uno de los focos será el mercado inmobiliario, que ha mostrado signos de sobrecalentamiento, especialmente en zonas céntricas de Seúl. “Trabajaremos para estabilizar el mercado respetando los principios del libre mercado, pero también protegiendo a los consumidores”, enfatizó.
Lee advirtió que el alza sostenida en los precios de las viviendas podría derivar en un aumento del endeudamiento familiar y desestabilizar el sistema financiero. Por eso, su gobierno buscará medidas regulatorias que frenen la especulación sin desalentar la inversión.
En el plano internacional, el presidente aseguró que su administración buscará reactivar el diálogo con Corea del Norte y estrechar lazos con potencias regionales como China y Rusia. Asimismo, confirmó el envío de ayuda humanitaria a Pyongyang y celebró el reciente cese de las transmisiones propagandísticas norcoreanas en la frontera. “La respuesta fue más rápida de lo que esperábamos”, señaló.
Sobre la relación con Japón, Lee se mostró conciliador: “Nuestros países son inseparables. Necesitamos una estrategia diplomática flexible, pero razonable”. Sin embargo, reconoció que persisten tensiones históricas y territoriales que dificultan una normalización completa.
La llegada de Lee Jae Myung al poder trajo una dosis de optimismo a los mercados financieros. Desde la destitución de su predecesor, Yoon Suk Yeol, por intentar imponer la ley marcial, el índice Kospi ha subido un 25 %, ubicándose entre los mejores desempeños bursátiles a nivel global. “Este repunte refleja la confianza renovada del público”, sostuvo el mandatario.
Con la vista puesta en el mediano plazo, Lee se comprometió a llevar al Kospi al nivel simbólico de 5.000 puntos, como parte de su ambicioso objetivo de reposicionar a Corea del Sur como una potencia económica resiliente, moderna y tecnológicamente avanzada.
En conclusión, Corea del Sur atraviesa una semana decisiva. La posibilidad de un aumento arancelario del 25 % amenaza con impactar de lleno a su economía. El liderazgo de Lee Jae Myung, centrado en el consenso y la recuperación de la confianza, podría ser clave para sortear esta encrucijada, aunque el margen de maniobra parece estrecho.