Por Agroempresario.com
La revolución de la inteligencia artificial (IA) no solo está transformando industrias, sino también generando enormes oportunidades en el mundo financiero. En el centro de esta euforia se encuentra Nvidia, la gigante californiana de semiconductores, que ha experimentado un ascenso meteórico en su capitalización bursátil, convirtiéndose en la empresa más valiosa del mundo. Sin embargo, este boom también ha estado acompañado por un inusual fenómeno: una ola de ventas internas por parte de sus ejecutivos más importantes, que en el último año superó los U$S 1.000 millones.
En lo que va de 2025, y especialmente en el mes de junio, las acciones de Nvidia marcaron máximos históricos, impulsadas por el crecimiento del mercado de chips de IA y las ambiciosas proyecciones de los analistas, que estiman que este segmento alcanzará los U$S 2 billones hacia 2028. En ese contexto, varios altos ejecutivos aprovecharon para vender parte de sus participaciones, liderados por el propio CEO, Jensen Huang, quien vendió acciones por primera vez desde septiembre bajo un plan de venta preestablecido, conocido como Rule 10b5-1.
Según los documentos presentados ante la Securities and Exchange Commission (SEC), Huang tiene autorización para vender hasta 6 millones de acciones antes de fin de año, lo que podría generarle más de U$S 900 millones al precio actual. No obstante, continúa siendo el principal accionista individual, con cerca del 4% de la empresa, y su patrimonio supera los U$S 138.000 millones, según Forbes.
“Cuando la acción cayó en el primer trimestre, no vendió, lo que fue realmente inteligente. Esperó a que el precio volviera a subir”, explicó Ben Silverman, vicepresidente de investigación de VerityData, una firma especializada en análisis de ventas internas.
En una reciente presentación en París, Huang reafirmó su confianza en el futuro de la compañía: “Seguimos construyendo la nueva infraestructura de la inteligencia, que será utilizada por cada país y cada sociedad”, afirmó, destacando la visión estratégica de Nvidia en el ecosistema global de IA.
Junto al CEO, otros miembros clave del directorio también se sumaron al movimiento. Mark Stevens, uno de los primeros inversores institucionales de Nvidia, vendió acciones por un total de U$S 288 millones, con una autorización para liquidar hasta U$S 550 millones. Por su parte, Jay Puri, vicepresidente ejecutivo, vendió participaciones por U$S 25 millones, mientras que los directores Tench Coxe y Brooke Seawell realizaron operaciones por U$S 143 millones y U$S 48 millones respectivamente.
Desde Nvidia enfatizaron que todas las transacciones están amparadas por planes de venta programada, diseñados para evitar el uso de información privilegiada y brindar transparencia al mercado. "Estas ventas representan menos del 1% del total de acciones de Huang y no indican una pérdida de confianza en la empresa", detallaron fuentes cercanas.
Nvidia no solo rompió su propio récord de capitalización al alcanzar los U$S 3,8 billones, sino que también superó a Apple y Microsoft, consolidándose como la compañía más valiosa del mundo. Desde su punto más bajo en abril, el precio de la acción creció más de un 60%, impulsado por la demanda de sus unidades de procesamiento gráfico (GPU) esenciales para entrenar modelos de inteligencia artificial generativa como ChatGPT.
Firmas como Loop Capital ya proyectan un precio objetivo de U$S 250 por acción, lo que implicaría una capitalización potencial de U$S 6 billones, colocando a Nvidia en la carrera por dominar la próxima década tecnológica.
Para muchos inversores, las ventas de los ejecutivos generan dudas: ¿están anticipando un techo en la valuación o simplemente realizan una gestión patrimonial racional? Por ahora, el mercado parece inclinarse por la segunda opción, confiando en el modelo de negocio sólido y en la posición de liderazgo que Nvidia mantiene en la carrera por la IA.
Con cada nuevo avance en supercomputación, data centers y modelos generativos, la compañía reafirma su papel como columna vertebral del futuro digital. Y mientras tanto, sus ejecutivos no solo lideran tecnológicamente, sino también en decisiones financieras de alto impacto.