Por Agroempresario.com
En un movimiento con fuertes implicancias políticas y económicas, el expresidente de Estados Unidos y actual candidato republicano, Donald Trump, habría dado luz verde a un acuerdo comercial exclusivo con la Argentina. A diferencia del tratamiento arancelario impuesto a potencias como la Unión Europea, Canadá o México, Trump busca consolidar su alianza con Javier Milei estableciendo una lista de 100 productos argentinos que ingresaron al mercado estadounidense con arancel cero.
Este entendimiento entre Buenos Aires y Washington no es un hecho aislado. En medio de una guerra comercial que incluye a más de 170 países, Estados Unidos redefine su estrategia global de comercio exterior. Y en ese tablero, Argentina aparece como un jugador favorecido, producto de la buena sintonía ideológica y personal entre Milei y Trump.
Las negociaciones se mantienen bajo extrema reserva. Tanto los equipos técnicos de la Secretaría de Comercio argentina como sus pares del Departamento de Estado y la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) han suscrito un Non-Disclosure Agreement (NDA) que les impide divulgar detalles sobre los avances del acuerdo.
Pese a este blindaje informativo, fuentes cercanas a la Cancillería argentina confirmaron que el borrador del comunicado conjunto está casi finalizado y podría ser anunciado en las próximas 72 horas, dependiendo de una decisión política final de Trump.
Este pacto representaría una excepción notable en la política arancelaria actual de EE.UU. Desde su regreso al escenario político, Trump ha impuesto un arancel base del 10% a múltiples importaciones y aranceles específicos del 25% al 50% en productos considerados estratégicos, como el acero y el aluminio.
La buena relación entre Javier Milei y Donald Trump no solo ha quedado evidenciada en gestos públicos, como la reunión celebrada en Maryland durante la última visita del presidente argentino a EE.UU., sino que ahora se materializa en políticas concretas.
Trump parece ver en Milei un socio ideológico confiable y un aliado geopolítico que comparte su visión de libre mercado, Estado mínimo y defensa de valores occidentales. Esta coincidencia, según fuentes diplomáticas en Washington, ha acelerado los tiempos y suavizado las condiciones para Argentina en medio de un escenario internacional adverso.
El canciller argentino, Gerardo Werthein, fue una figura central en este proceso. Mantuvo dos reuniones claves con el secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, en las cuales logró consensuar una propuesta bilateral que satisficiera los intereses estratégicos de ambas naciones. Desde la capital estadounidense confirman que Werthein y Lutnick mantienen una comunicación fluida y directa, factor que ayudó a posicionar a la Argentina fuera de la zona de conflicto arancelario que enfrenta a EE.UU. con la mayoría del mundo.
De concretarse el acuerdo, cerca del 70% al 80% del total exportado por Argentina a EE.UU. estaría exento de aranceles, una ventaja competitiva significativa frente a otros países.
Entre los productos incluidos en esta lista se encuentran agroalimentos, productos industriales livianos, textiles, ciertos derivados químicos y maquinaria agrícola. Todos ellos sectores con alto potencial exportador y capacidad instalada para responder a una demanda creciente desde el mercado norteamericano.
Sin embargo, la política proteccionista de Trump se mantiene firme respecto a ciertos sectores considerados sensibles. Los aranceles del 50% para el acero y el aluminio –que duplican los anteriores del 25%– seguirán vigentes para la Argentina.
Trump considera a estos materiales insumos estratégicos para la defensa nacional. En palabras de una orden ejecutiva recientemente firmada por la Casa Blanca: “el incremento al 50% proporcionará un mayor apoyo a estas industrias y reducirá o eliminará la amenaza para la seguridad nacional que suponen las importaciones de artículos de acero y aluminio”.
Argentina, que exportó US$630 millones en acero y aluminio a EE.UU. durante 2024, se verá impactada por esta decisión, aunque compensa la pérdida con la apertura para otras exportaciones.
La estrategia comercial del expresidente se basa en premiar a los aliados leales y ejercer presión económica sobre aquellos que no acepten sus condiciones. Trump ha dejado claro que el próximo 1 de agosto es la fecha límite para que cada país reciba su “carta arancelaria” con los términos de negociación. Si el país acepta, el acuerdo entra en vigor; si no, volverán a regir los niveles de aranceles vigentes al 2 de abril de este año.
En este contexto, Argentina evita una confrontación comercial y accede a un trato preferencial gracias a su posición estratégica y a las gestiones diplomáticas encabezadas por Werthein.
Trump ya aplicó esta lógica en acuerdos con Vietnam, Reino Unido y China, aunque en todos los casos el contenido específico de los tratados permanece bajo estricta confidencialidad. Lo mismo ocurriría con Argentina: el comunicado oficial evitará detalles técnicos, aunque las implicancias económicas del pacto serán notorias.
El sector agroexportador y las pymes industriales con perfil exportador serían los principales beneficiarios del acuerdo. El acceso al mercado estadounidense sin barreras arancelarias podría significar un aumento del 30% al 50% en exportaciones en ciertos rubros, según estimaciones preliminares del Ministerio de Economía.
Asimismo, empresas que hoy exportan a países como Brasil o Chile podrían redireccionar parte de su producción hacia EE.UU. si la competitividad lo permite. También se espera una nueva ola de inversiones extranjeras en sectores con potencial de exportación para aprovechar las condiciones preferenciales.
Para el gobierno argentino, este acuerdo representa una victoria diplomática y un fuerte espaldarazo en momentos donde enfrenta desafíos macroeconómicos, inflación persistente y necesidades de divisas frescas.
Más allá de los beneficios puntuales del acuerdo, el gesto de Trump hacia Milei es una señal geopolítica que puede tener efectos duraderos. Estados Unidos envía un mensaje claro: aquellos que se alineen con su visión de mundo podrán negociar condiciones más favorables.
Si el acuerdo se concreta como se espera, Argentina entraría en un selecto grupo de países con beneficios arancelarios exclusivos, en un contexto global cada vez más proteccionista.
En definitiva, la alianza Milei-Trump no es sólo simbólica o ideológica. Comienza a traducirse en hechos económicos concretos, con beneficios tangibles para la Argentina y con un impacto que podría reconfigurar su inserción en el comercio internacional.