Por Agroempresario.com
En un escenario empresarial marcado por la aceleración tecnológica y la constante necesidad de innovación, las empresas latinoamericanas enfrentan un momento bisagra: pasar de una digitalización táctica a una transformación profunda que redefina no solo sus operaciones, sino también su cultura, su propuesta de valor y su impacto. Rodolfo Eschenbach, presidente de Accenture para Brasil y América Latina, lo resume de manera clara: “La inteligencia artificial, la automatización y la nube híbrida están redefiniendo cómo se crea valor y competitividad, pero el verdadero diferencial sigue siendo el talento humano”.
Con más de tres décadas de trayectoria en la consultora global, Eschenbach conoce en profundidad la evolución del tejido empresarial latinoamericano. En una entrevista reciente, el ejecutivo destacó que las organizaciones que logran combinar tecnología emergente con estrategia de datos, liderazgo consciente y una cultura digital robusta son las que están capturando el mayor valor en la actual revolución tecnológica. Según sus estimaciones, las empresas que alinean estas dimensiones pueden alcanzar hasta el doble de retorno de inversión (ROI) en sus iniciativas de transformación digital.
Consultado sobre qué sectores están marcando el ritmo de la transformación digital en la región, Eschenbach fue enfático: los servicios financieros, la energía y recursos naturales, las telecomunicaciones y el retail son los que están dando los pasos más decididos hacia una reinvención tecnológica.
En el ámbito financiero, por ejemplo, se observa una fuerte adopción de tecnologías orientadas a mejorar la experiencia del cliente y hacer más eficientes los procesos internos. La implementación de plataformas en la nube, el uso de inteligencia artificial para personalizar productos financieros, y la creación de canales omnicanal, son prácticas cada vez más extendidas. “Las entidades financieras que invierten en tecnología no solo reducen costos, también aumentan la fidelización y retención de sus clientes”, aseguró Eschenbach.
En el sector energético y de recursos naturales, la transición hacia modelos sostenibles está impulsando la adopción de soluciones basadas en automatización, analítica avanzada y cloud computing. El índice Energy Transition Index de Accenture señala que aquellas compañías que aceleran su digitalización están mejor posicionadas para enfrentar los desafíos regulatorios y ambientales que se avecinan.
Por su parte, el sector de retail y consumo se ha visto profundamente impactado por los cambios en el comportamiento del consumidor post-pandemia. La aceleración del comercio electrónico y la necesidad de ofrecer experiencias personalizadas están motivando fuertes inversiones en inteligencia artificial, análisis predictivo y plataformas digitales centradas en el cliente. “En este sector, las empresas que integran IA y analítica con su operación logran una ventaja competitiva concreta”, detalló.
La inteligencia artificial generativa encabeza la lista de tecnologías disruptivas. Según Eschenbach, está transformando la creación de contenido, el desarrollo de productos y la interacción con los usuarios a una velocidad sin precedentes. En Accenture, han desarrollado una plataforma llamada AI Refinery, que permite a las empresas desplegar una red de agentes de IA capaces de asistir a los trabajadores, resolver desafíos específicos del sector y generar valor de forma escalable.
La automatización, por su parte, se está utilizando para optimizar operaciones y reducir costos, liberando a los equipos humanos para que puedan enfocarse en tareas de mayor valor agregado como la innovación, la estrategia y la relación con los clientes. Tecnologías como la robótica impulsada por IA, la simulación digital y los gemelos digitales ya están ayudando a reinventar la logística, los centros de distribución y la producción industrial.
Además, la adopción de nube híbrida y edge computing permite a las empresas gestionar datos de forma más eficiente, disminuir la latencia en sus operaciones digitales y mejorar la seguridad. No menos importante, la ciberseguridad se ha convertido en una prioridad transversal: la mayor digitalización implica una superficie de riesgo más amplia, lo que exige inversiones sostenidas en protección de activos digitales.
Respecto al grado de preparación de las empresas latinoamericanas para adoptar estas tecnologías, Eschenbach reconoció una madurez dispar. “Algunas compañías están implementando pilotos de IA generativa a gran escala, mientras otras recién están iniciando su camino digital. Lo importante es no quedarse atrás”, advirtió.
Accenture trabaja con el AI Maturity Index, una herramienta que mide no sólo el uso de tecnologías emergentes, sino también las capacidades organizacionales para escalar su adopción de forma ética y eficiente. “La madurez digital no se trata solo de comprar herramientas. Requiere liderazgo, cultura, estrategia de datos y marcos de gobernanza. Quienes combinan estos factores logran una transformación más rápida y rentable”, agregó.
Eschenbach se mostró especialmente optimista respecto al potencial de Argentina. Destacó el nivel de formación técnica y la creatividad del talento local, así como el espíritu emprendedor que caracteriza a los equipos argentinos. “El ecosistema de innovación en Argentina es muy dinámico. Las empresas locales tienen la capacidad de adaptarse rápidamente, incluso en contextos complejos”, explicó.
Sin embargo, también reconoció que la inestabilidad macroeconómica, la inflación y la volatilidad cambiaria representan obstáculos concretos a la hora de escalar proyectos de innovación. Aun así, sectores como los servicios financieros, la tecnología y el software muestran avances significativos en adopción de automatización, cloud e inteligencia artificial, con una visión cada vez más estratégica.
A pesar de todos los avances tecnológicos, Eschenbach fue claro: el talento humano es irremplazable. “El futuro del trabajo no es humano o máquina. Es humano + máquina. Y eso exige nuevas habilidades, mentalidad y liderazgo”, sostuvo.
Entre las capacidades más valoradas en este nuevo entorno, el presidente de Accenture LATAM mencionó:
Las empresas que invierten en upskilling y reskilling (capacitación y reconversión de sus equipos) logran mayores niveles de productividad, innovación y retención del talento.
El nuevo liderazgo empresarial debe combinar visión estratégica con resiliencia y empatía. Eschenbach explicó que los líderes más exitosos son aquellos capaces de anticipar tendencias, conectar la estrategia con el propósito social y adaptarse rápidamente ante la volatilidad.
“En América Latina, donde las condiciones cambian constantemente, es clave tener líderes que sepan reinventar el modelo de negocio si es necesario, pero sin perder el foco humano”, explicó. A su juicio, la empatía es un activo cada vez más relevante: permite construir confianza con los equipos y los clientes, generando entornos de trabajo más sólidos y sostenibles.
Uno de los conceptos que más repite Eschenbach es el de “agregar valor” como propósito central de la transformación digital. “No se trata de automatizar por automatizar. Se trata de transformar la manera en que las empresas crean impacto económico, social y ambiental”, aseguró.
Agregar valor, según Accenture, implica conectar la tecnología con los objetivos de negocio y con el propósito organizacional. Esto incluye mejorar ingresos, reducir costos, pero también contribuir al bienestar de las personas, cuidar el medioambiente y fomentar el desarrollo sostenible. Las organizaciones líderes están usando IA y datos no solo para ganar eficiencia, sino también para desarrollar nuevos productos, anticipar tendencias de mercado y generar propuestas innovadoras.
Finalmente, Eschenbach señaló que el éxito de una transformación digital debe medirse con indicadores integrales. Si bien los KPI financieros siguen siendo importantes, cada vez es más necesario incorporar métricas vinculadas a la satisfacción del cliente, la experiencia del colaborador, la sostenibilidad ambiental y el impacto social. “Las empresas que logran integrar estas métricas en su toma de decisiones están mejor preparadas para construir un futuro más resiliente, competitivo y humano”, concluyó.