Por Agroempresario.com
La disputa comercial entre Estados Unidos y Brasil ha encendido alarmas y, al mismo tiempo, generado expectativas en el sector cárnico argentino. Desde el anuncio del expresidente Donald Trump sobre la imposición de aranceles del 50% a productos brasileños a partir del 1º de agosto, el mercado global de carne vacuna está en plena reconfiguración. El principal afectado: Brasil, que podría quedar temporalmente fuera del mercado estadounidense. Ante este escenario, Argentina ve una posibilidad histórica de reposicionarse como proveedor de carne vacuna premium.
El mercado estadounidense es el mejor remunerado del mundo, y durante el primer semestre de 2025, Brasil alcanzó un 23% del share de las importaciones estadounidenses, creciendo un 13% respecto al mismo periodo de 2024. Este crecimiento obligó al USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) a revisar al alza sus previsiones. Sin embargo, la decisión arancelaria tomada por Trump amenaza con cortar esa curva de crecimiento y dejar un importante vacío en el suministro cárnico.
Según informó Gonzalo Ramírez, analista del Rosgan, "si se interrumpe el flujo comercial entre Brasil y EE.UU., Argentina podría canalizar parte de su producción hacia ese destino, aunque también podría sufrir la presión de Brasil redirigiendo sus envíos hacia otros mercados". Este redireccionamiento de volumen podría afectar negativamente a los destinos más habituales de la carne argentina, como China.
No obstante, los trascendidos indican que Argentina estaría negociando con Estados Unidos un acuerdo arancelario que incluiría la carne vacuna dentro de una reducción de tarifas. Se habla incluso de una eliminación del 10% actual sobre el 80% de los productos exportados. Además, podría ampliarse la cuota de 20.000 toneladas asignada actualmente. Si se concreta, esto podría duplicar o triplicar la presencia argentina en el mercado norteamericano.
El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) considera que este tipo de acuerdo podría significar un salto cualitativo para toda la cadena de ganados y carnes. "Exportar a EE.UU. no solo mejora el ingreso por tonelada, sino que posiciona a nuestra carne en un mercado que fija tendencia a nivel mundial", afirmó Jorge Grimberg, vocero del organismo.
En contrapartida, la situación en Brasil se agrava. Aproximadamente 30.000 toneladas de carne vacuna brasileña están actualmente en puertos o en alta mar, sin garantía de que puedan ingresar a EE.UU. antes del 1º de agosto. Frigoríficos de estados como Mato Grosso do Sul y Goiás han comenzado a suspender actividades por la acumulación de stock. El impacto logístico y económico podría significar pérdidas por más de 3 mil millones de dólares.
Desde la Universidad de San Pablo, investigadores del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea) explican que la baja en las exportaciones ya impacta en los precios de la hacienda en pie en Brasil. La amenaza de Trump alcanza también al sebo bovino, que tiene un 99,6% de su volumen exportado hacia EE.UU.
Desde Uruguay, el Monitor Ganadero alerta que el cierre de EE.UU. a Brasil podría generar un reacomodamiento global. "China podría recibir más carne brasileña, lo que reduciría precios y haría menos atractivo ese mercado para Argentina y Uruguay", indicaron.
En el caso estadounidense, el problema también es interno. El stock de vacas está en su nivel más bajo desde 1961 y la demanda de carne magra para hamburguesas procesadas está en alza. Con la inflación subyacente repuntando y una economía que lucha por no recalentar precios, cualquier aumento en la carne repercute en el bolsillo del consumidor promedio.
La reacción del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva no ha sido clara. Entre arengas nacionalistas como "ningún gringo nos dirá qué hacer" y cartas diplomáticas que no han sido respondidas por la Casa Blanca, la falta de un interlocutor designado por Brasil complica las posibilidades de una resolución. La exministra Tereza Cristina, hoy senadora, reclamó mayor celeridad y afirmó que antes de activar la Ley de Reciprocidad Económica, "debería agotarse el diálogo".
La Cámara de Comercio Americana para Brasil (Amcham Brasil) y su par estadounidense emitieron un comunicado conjunto advirtiendo que las tensiones podrían "dañar una de las relaciones económicas más importantes para EE.UU." y generar un precedente negativo para futuros acuerdos.
Mientras tanto, países como Australia y Nueva Zelanda también miran de cerca la posibilidad de ocupar el lugar de Brasil. Pero sus capacidades productivas están al límite. Analistas coinciden en que no podrán cubrir completamente el hueco, por lo que Argentina emerge como el reemplazo más viable. “No sería necesario reemplazar el 100%, pero podríamos cubrir una parte significativa con cortes de alto valor”, indicó Carlos Ojea, consultor cárnico.
La posibilidad de un acuerdo bilateral con Estados Unidos sería un hito para el comercio exterior argentino. Incluso con limitaciones logísticas y una faena de hembras que muchos consideran excesiva, el potencial existe. La carne argentina, con su prestigio internacional, podría recuperar terreno perdido y reconfigurar su portafolio de destinos.
Las próximas semanas serán clave. Si Argentina logra concretar el acuerdo arancelario, el mercado norteamericano podría transformarse en un nuevo motor de crecimiento para la ganadería nacional. En un contexto de volatilidad global y redefiniciones geopolíticas, estar en el lugar justo, con el producto justo, puede marcar la diferencia entre el estancamiento y el despegue.