Por Agroempresario.com
En el marco de la edición 2025 de la Exposición Rural de Palermo, el presidente Javier Milei anunció la reducción permanente de los Derechos de Exportación (DEX) para granos, subproductos agrícolas y carne vacuna. Esta medida, largamente esperada por el sector agropecuario, se presenta como un viraje estratégico que busca estimular la inversión productiva y revertir la caída prevista en la superficie sembrada para la campaña 2025/26.
El anuncio fue realizado con fuerte carga simbólica y política: frente a un auditorio colmado en el predio ferial de La Rural, y con la presencia destacada de los principales referentes del agro argentino, Milei sorprendió al comunicar que la rebaja que regía hasta el 30 de junio dejará de ser temporal para transformarse en una política de largo plazo.
La medida incluye una reducción del 20% en las retenciones para soja, maíz, sorgo, girasol y sus derivados, así como una baja adicional para trigo y cebada, que pasarán del 12% al 9,5% hasta marzo de 2026. Esta decisión llega en un momento clave, a pocas semanas del inicio de la campaña de siembra de maíz en septiembre y la de soja en octubre.
Detrás de este giro estratégico subyace una lectura técnica de la situación del sector: la presión tributaria, sumada a precios internacionales en baja y costos crecientes, estaba generando un retroceso alarmante en la intención de siembra. Según un informe reciente de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), la superficie sembrada para 2025/26 iba camino a caer un 11,3% respecto al ciclo anterior, afectando directamente la entrada de divisas por exportaciones.
El presidente Milei, con formación en economía y consciente de la importancia del agro en la balanza comercial argentina, adoptó un enfoque pragmático. En su discurso, pidió al campo “acompañar el proyecto”, en clara referencia al proceso político que busca consolidar con vistas a las elecciones de octubre. No fue una frase casual: el respaldo del agro fue fundamental para su triunfo en 2023 y un eventual distanciamiento con el sector podría tener consecuencias electorales significativas.
La reacción de los productores fue inmediata y positiva. Tras semanas de incertidumbre, donde varias entidades rurales como Carbap venían organizando reuniones abiertas para debatir posibles medidas de fuerza, la oficialización de la rebaja permanente calmó los ánimos. El malestar se había profundizado cuando, a fines de junio, venció la reducción transitoria sin reemplazo oficial, lo que generó comparaciones con medidas similares del anterior gobierno, como el cuestionado “dólar soja”.
Por su parte, Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina, destacó la relevancia del anuncio y la importancia de otorgar previsibilidad a una actividad que invierte más de 35.000 millones de dólares anuales. También remarcó que “sin reglas claras y permanentes, es muy difícil tomar decisiones productivas en un negocio a cielo abierto como el agro”.
En la misma línea, el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, se mostró satisfecho con la decisión presidencial. Durante el acto, aseguró que “esta es una medida que estaba en línea con lo que se venía trabajando dentro del equipo del ministro Caputo”. El funcionario, que suele mantener un bajo perfil, fue clave en las gestiones internas que impulsaron la medida.
La medida se da en un contexto internacional complejo para la agroindustria argentina. La combinación de una guerra comercial persistente entre potencias, el avance de competidores como Brasil y Estados Unidos, y una demanda que si bien crece, encuentra márgenes de rentabilidad cada vez más estrechos, ha afectado el posicionamiento del país en los mercados internacionales.
En este escenario, la política del Gobierno nacional busca reforzar el papel del campo como motor de generación de divisas, en momentos donde las exportaciones de energía y minería aún no alcanzan su punto de maduración. A diferencia de lo ocurrido durante las gestiones kirchneristas, e incluso durante parte del mandato de Mauricio Macri, Milei apuesta por una apertura fiscal selectiva que priorice al agro como sector estratégico.
Otra diferencia clave es que el anuncio no fue un simple tecnicismo publicado en el Boletín Oficial, sino un acto político con fuerte contenido simbólico. En tiempos electorales, los gestos cuentan. Y Milei decidió hablarle directamente al campo, tanto por convicción ideológica como por necesidad económica.
En síntesis, la rebaja permanente de retenciones representa una apuesta ambiciosa del Gobierno para devolver competitividad al sector agropecuario argentino, motor histórico de la economía nacional. Queda por verse cómo reaccionarán los mercados, si efectivamente habrá un repunte en la intención de siembra, y cómo se traducirá esto en ingresos de divisas para el país. Por lo pronto, el campo ha recibido la señal que venía reclamando.