Por Agroempresario.com
La industria argentina del biodiésel atraviesa una profunda crisis que la tiene con más del 70% de su capacidad productiva inactiva, exportaciones en mínimos históricos y un mercado interno en retroceso. La Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), a través de su presidente Luis Zubizarreta, alertó sobre el impacto negativo que tienen la falta de acceso a mercados internacionales, la baja demanda local y un marco regulatorio desactualizado que, a su juicio, “no funciona y hay que cambiar definitivamente”.
Estados Unidos, el principal destino histórico de las exportaciones argentinas de biodiésel, mantiene bloqueada su entrada con aranceles antidumping que superan el 130%, un escollo que ha derivado en un cierre casi total del mercado estadounidense para el sector local. En este contexto, Europa aparece como el único comprador relevante, aunque el volumen de exportaciones a ese continente es insuficiente para sostener la producción.
Zubizarreta explicó que la vía judicial abierta en la Corte de Comercio de Nueva York no prosperó para revertir la situación, por lo que las esperanzas se posan ahora en “el trabajo que está haciendo la Cancillería para lograr una cuota de exportación” que permita reactivar parte de la industria. Sin embargo, la mayoría de las plantas exportadoras siguen paralizadas ante la falta de perspectivas claras.
La capacidad ociosa de la industria se disparó en los últimos meses, pasando del 30% al 70%, lo que evidencia la grave crisis que atraviesa el sector. Además, la demanda interna de biodiésel también ha sufrido una notable caída, agravada por una normativa vigente que reparte cuotas y fija precios a través de la Secretaría de Energía, lo que, según Zubizarreta, “impide la libre competencia” y limita la posibilidad de que el mercado se autorregule.
El presidente de CARBIO calificó este sistema como “ineficiente” y único a nivel mundial, enfatizando la necesidad de “generar un sistema de competencia donde pueda vender quien ofrezca mejor precio, favoreciendo así al consumidor y a la industria”.
El sector privado impulsó un proyecto de ley en 2025 que busca liberar el mercado y habilitar la competencia. Actualmente, se trabaja en una iniciativa consensuada por la Liga de las Provincias Energéticas, integrada por Salta, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Entre Ríos y Jujuy, que pretende modernizar el marco regulatorio y devolver competitividad a la industria.
Luis Zubizarreta también advirtió sobre la reducción del corte obligatorio de biodiésel en Argentina, que hoy es de apenas 7,5%, muy por debajo del 15% que aplica Brasil, uno de los principales competidores regionales. Esta baja demanda interna limita el desarrollo del sector y obliga a priorizar las exportaciones.
Otra consecuencia grave de esta crisis es la pérdida de valor agregado para el país. Con menor consumo interno, Argentina exporta más aceite de soja crudo en lugar de transformarlo localmente en biodiésel, “una clara pérdida de eficiencia para el país”, destacó Zubizarreta.
Mientras tanto, países competidores como Brasil y Estados Unidos continúan aumentando el uso de biocombustibles, aprovechando políticas y mercados más favorables, lo que les permite sostener y expandir sus industrias en un mercado global cada vez más competitivo.